En el peor momento del relacionamiento entre las autoridades y los docentes, el oficialismo decidió salir a defender la reforma educativa para combatir los “falsos relatos” y explicarle a los “más vulnerables” las bondades de las modificaciones que están implementando.
La decisión decantó tras una reunión en la residencia de Suárez y Reyes entre el presidente Luis Lacalle Pou y las autoridades de la educación con todos los legisladores y jerarcas de la coalición de gobierno.
Según supo El Observador a partir de participantes del encuentro, Lacalle Pou defendió la marcha de la reforma educativa, pidió no detenerse pese a la oposición de los sindicatos y señaló que era una oportunidad para los políticos de unir “lo que tenés que hacer” –en referencia a la necesidad impostergable de modificar la educación– con lo que “querés hacer” –aludiendo a los cambios impulsados–.
El discurso del presidente estuvo en línea con los comentarios que realizaron después el ministro de Educación y Cultura, Pablo Da Silveira, el presidente del Codicen, Robert Silva, y los consejeros Juan Gabito (Partido Nacional) y Dora Graziano (Cabildo Abierto).
En este sentido, Silva señaló que la reforma tenía el apoyo de los docentes aunque hubiera una minoría organizada que era la que más “ruido” hacía.
El jerarca reveló que había “muchos profesores” que estaban colaborando en la redacción de documentos pero que pedían hacerlo de forma "anónima" porque tienen miedo a las “represalias” y al “hostigamiento” de los sindicatos. Incluso mencionó que en un grupo de WhatsApp se había elaborado una lista señalando a los docentes que estaban de acuerdo con la transformación educativa y no presentaban reparos.
Antes de las palabras de Silva, Lacalle Pou había señalado que era necesario “avanzar” con los cambios recordando los compromisos asumidos durante la campaña electoral y mencionando la reforma como una de las máximas prioridades del gobierno junto a la ley de jubilaciones.
En la presentación, el presidente dijo que las explicaciones de la reforma deben ir destinadas a los "más vulnerables" que son quienes acuden a la educación pública y serán los “beneficiarios de las modificaciones”. A su vez, destacó que quizás son los que menos entienden los fundamentos de los cambios por lo que se debe hacer pedagogía con ellos, explicándoles “uno a uno” ya que las clases medias e informadas ya tienen claro por qué debe hacerse la “transformación”.
Luego de sus palabras, el diputado del Partido Colorado, Ope Pasquet, pidió al gobierno que realice una campaña informativa para “salir” de la discusión entre autoridades y sindicatos, lo que fue apoyado por otros legisladores.
En el gobierno piensan en que la batalla será similar a la que dieron en el referéndum contra 135 artículos de la Ley de Urgente Consideración (LUC) cuando desde la oposición se intentaron instalar “relatos falsos”, tal como dijo la vicepresidenta Beatriz Argimón
El posicionamiento contra los sindicatos provocó un intercambio del que participaron Graciela Bianchi, Jorge Gandini y Lacalle Pou.
El punto se inició cuando Bianchi hizo mención a que la opinión de los sindicalistas debía descalificarse porque promueven y defienden regímenes de gobierno como los que hay en Venezuela, Cuba y Nicaragua.
Gandini discrepó con la visión y pidió “correr por izquierda” a los sindicatos, señalando que representaban el statu quo, se oponían a cualquier propuesta y habían rechazado cambios impulsados por Tabaré Vázquez y José Mujica.
Lacalle Pou intervino para decir que tampoco estaba de acuerdo con la mirada del líder de Por la Patria, porque entendía que la reforma no era una “batalla de discursos” sino un tema de sensibilidad social y asistencia a los más débiles.
Más tarde, el ministro de Educación y Cultura, Pablo Da Silveira, señaló que la reforma educativa se daba en “cuatro canchas”: los cambios en la gobernanza; la readecuación presupuestal; las modificaciones en la currícula y la capacitación a los docentes.
Estos dos últimos puntos son los que están generando los mayores enfrentamientos con los profesores.
El viernes los sindicatos se fueron de una bipartita reclamando la suspensión de los cursos para la transformación educativa y la intervención del Ministerio de Trabajo, y este martes en la sesión del Codicen está previsto que se aprueben los nuevos programas aunque según supo El Observador hay reparos incluso de algunos consejeros del oficialismo.
Si bien en el gobierno destacan que se incrementó el presupuesto para la educación –y que es “falso” lo que dice la oposición acerca de los recortes–, el ministro de Turismo, Tabaré Viera, preguntó si no era necesario inyectar más dinero para que la reforma fuera “más visible” en estos últimos dos años.
El comentario terminó con una broma de Lacalle Pou, que le dijo que le pediría a la ministra de Economía, Azucena Arbeleche, que estudiara poner un impuesto a los turistas.
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