Nicolás Tabárez

Nicolás Tabárez

Periodista de cultura y espectáculos

Espectáculos y Cultura > FESTIVAL VIVA EL TANGO

Gabriel Peluffo y cómo convertirse en un cantante de tango

El cantante estará en el festival viva el tango, como una de las dos figuras más conocidas por su trabajo en otros géneros musicales que se animan a meterse en el dos por cuatro
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10 de octubre de 2019 a las 05:00

Aunque la primera imagen que se viene a la mente cuando se piensa en Gabriel Peluffo es la del frontman rockero, vestido de negro y parado sobre un amplificador con los brazos abiertos, en los últimos años desarrolló un camino paralelo como cantante de tangos y milongas. Una faceta diferente, pero que tiene puntos de contacto con lo que hizo a lo largo de su trayectoria. Y es esa faceta tanguera la que se verá en los próximos días en una nueva edición del festival Viva el tango, uno de los que tiene más trayectoria en el panorama cultural local.

Este viernes 11 de octubre comienza el evento, que se extenderá hasta el 20 de octubre. Tendrá múltiples eventos diarios, entre los que se destacan un concierto programado para el 15 de octubre en el Teatro Solís, en el que además de Peluffo y otro “outsider” del tango, como el cantante tropical Luis “Chato” Arismendi, estarán Olga Delgrossi, Valeria Lima y el guitarrista Julio Cobelli, todos nombres que sí están asociados directamente a este ritmo rioplatense. Por otra parte está la presentación el 18 de octubre en la Sala Zitarrosa de la comedia musical Encuentros y desencuentros.

Ante el inicio del festival, Gabriel Peluffo habló sobre la influencia del tango en su vida y en su carrera artística, y como es subir a un escenario para revisitar clásicos del género viniendo del mundo del rock.

¿Recuerda la primera vez que escuchó un tango y fue consciente de ello?

Al ser el tango parte de la escena familiar cotidiana es complejo tratar de diferenciarlo, de identificarlo como estilo. Creo que uno lo reconoce como estilo cuando entra en la adolescencia y tiene que ponerse en contra de sus viejos, y de sus familiares, y se dan las primeras discusiones de tango. Me parece que fue por ese lado, porque incluso de niño me gustaban mucho algunos de los discos de mi padre, sobre todo los de “La Tana” Rinaldi, había unos discos en los que repasaba la obra de alguien, había uno de Manzi, uno de Discépolo, son discos espectaculares, con arreglos orquestales, y ella cantando. No parecía tanto una cantante de tango, era una cantante y nada más. Pero después el tango queda definido como estilo para mí en la adolescencia, cuando lo reconozco como un enemigo a combatir, por cuestiones generacionales, que es lo que tiene que pasar. Pero me duró poco, porque en realidad me gustaba, no me desagradaba la música. 

Con Los Estómagos hacen casi de entrada una versión de Cambalache.

Justamente el otro día me planteaban si nosotros teníamos una especie de pica con los músicos populares, y no la teníamos, porque en la banda nos gustaba mucho el folklore. Y nos gustaba el tango, por eso cuando nos tuvimos que presentar en el concurso San José Rock y Beat del año 1983, con un inédito y una versión, la que elegimos fue Cambalache. No la hicimos al azar, nos parecía que podía romper todo, tenía una letra tremenda y pasar Cambalache al rock podía generar algo, no sabíamos qué. Y se generó una polémica en torno a esa canción, pero nosotros en realidad no queríamos destrozar el tango, sino hacer un homenaje. También nos sirvió a nosotros ese ruido. 

¿Cómo tomó la decisión de pasar del rol de escucha de tango a cantante?

Cuando empecé a tomar la iniciativa de escuchar discos, por fuera de los de La Tana, empecé a escuchar los de Edmundo Rivero, sobre todo las Milongas lunfardas, que son poemas lunfardos, algunos anónimos, otros de autores conocidos, algunos con música y otros a los que se la hizo Rivero, que me atrajeron muchísimo, y me pareció que era una veta inexplorada. Edmundo Rivero lo había hecho como una especie de capricho, pero no era algo muy popular. Fijate que todavía estaba Grandes valores del tango, se escuchaba tango, y Julio Sosa no estaba tan lejos como está ahora, estaba relativamente cerca. El último gran cantante de tango, el Polaco Goyeneche, estaba vivo pero no estaba bien, entonces era muy fuerte la presencia de Julio Sosa en el imaginario popular. Eso por el lado del tango popular, el tango canción, después estaba Piazzolla, que lleva el tango a la estratósfera, pero me pareció que eso estaba lejos de lo clásico, las grandes orquestas, de los cantantes, del Gardel campero y citadino. Y me parece que se mantuvo en ese estado hasta que pude tomar la decisión de hacerlo, el problema es que cuando estaba grabando para ver si me presentaba cantando tango, los músicos me sugerían que si iba a salir, la gente no iba a conocer eso, y tenía que cantar tangos clásicos. Canté algunos, no muy convencido al principio. Pero después me convencí. Y cuando hice mi banda terminamos haciendo una mistura de milongas, de esos tangos riverianos, un tango clásico y algún tango burrero de Gardel, y quedó un buen mix. 

¿Se siente un cantante de tango, o es cantante y punto?

Es un poco complejo, me parece que hay una cuestión que tiene que ver con la presencia escénica, que si la convocatoria empieza a ser porque solamente sos una persona conocida, se agota rápidamente. Me parece que siempre es más importante lo que uno presenta que el envoltorio. Yo sé que de alguna manera soy un artista popular, una figura popular, un personaje público que ya por el hecho de serlo atrae gente. Sin embargo creo que hay una fase de interpretación que ya la tengo encima, y que es atractiva. Como cantante he mejorado muchísimo, como cantante de tango, pero no soy un cantante de tango tradicional. Y es probablemente en ese lugar de la milonga lunfarda o en tangos de ese perfil donde me encuentro más. En lo demás, es complicado, depende de la gente. Pero no puedo competir con los grandes cantantes, y ni siquiera con los cantantes buenos que hay ahora en Uruguay. 

Tres tango esenciales para Gabriel Peluffo
  • -Madreselva, Carlos Gardel
  • Sueño de juventud, Floreal Ruíz
  • Mis consejos, Edmundo Rivero

¿Qué elementos de la interpretación tanguera reconoce que ha tomado para su forma de cantar y de moverse en el escenario?

Hay una cuestión medio de la tauromaquia, del torero que la uso en Buitres y en el tango también, y me ha ayudado. Me reafirmo como cantante en el sentido de que el tango me ha dado un espectro grande y sobre todo porque en el ensayo los músicos te exigen mucho y no te dejan pasar una. En la banda de rock yo no tengo a nadie que me diga como tengo que cantar, alguna crítica, pero hasta por ahí. Ahí decido todo yo, en este otro lado tengo un rol de alumno que me sirvió. 

En una entrevista con El Observador de 2014, antes de cantar tango, reconocía que tenía la intención de hacerlo, diciendo que estaba llegando a la “edad adecuada”. ¿Sentía que no podía cantar tango hasta un determinado momento de su vida?

Podría haber sido antes. Pero creo que hasta hace pocos años todavía tenía algo infantil en la voz que no me convencía demasiado. Estoy  muy bien ahora y muy contento con la voz que tengo. Perdí algunas cosas que no me gustaban mucho. Y cada vez que me escucho quedo contento. En la aceptación de uno mismo está la capacidad de interpretar cualquier cosa. Yo ya me definí como un cantante, lo que hice hace muy poco y creo que la voz también tiene un tiempo útil de vida, que estoy en los últimos años, y estoy tratando de cantar y grabar todo lo posible, con Buitres o mis proyectos individuales. 

¿O sea que se plantea un retiro?

No retirarme, pero sí que es el momento de sacarle mayor provecho a la voz y la interpretación y también a lo físico, es un buen momento, después vas con la carrocería. 

¿Cómo ve el momento actual del tango en Uruguay?

Tratar de resumir el tango es muy complicado, primero porque hay toda una generación vinculada a la época de oro, hay una continuidad con las nuevas generaciones que lo han adoptado a través de la danza, y en la interpretación han aparecido cosas muy particulares. Más allá de lo institucional o de sus jornadas, que son importantes porque la cultura popular tiene que estar apoyada y fomentada, hay una cuestión real que subyace que es, ¿cuál es la capacidad de supervivencia? Y ahí hay dos grandes escenarios: uno muy grande que es muy escéptico, el cual piensa que a medida que pasen las generaciones el tango desaparece, y otra que dice que hay gente joven haciendo tango, mezclándolo o proyectos como la Fernández Fierro en Argentina que solo hacen composiciones propias y reniegan de los clásicos porque dicen que si no el tango se muere, o sea, está todo abierto. Yo no soy quien le pone fin a esto, porque los hechos artísticos siguen en función de los artistas y de la identificación de la gente. Me parece, en lo personal, estoy muy contento con lo que hice, con los músicos con los que estoy tocando, pero no sé si es atractivo interpretar tangos y seguir sacando discos de interpretaciones de tangos, capaz que si decidiera seguir vinculado al tango, el paso que tendría que dar sería el de componer. Está cumpliendo un ciclo. 

¿Se animaría a componer tango?

No compongo solo, compongo con otros, mis grandes compinches son Parodi y Rambao. He compuesto con otras personas y para otros artistas también, pero siempre interactuando, y eso es una cosa muy emotiva. Es como un enamoramiento, tiene que haber una sincronía con esa persona. Si se da, lo veré.

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