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Hatila, el amante de los chivitos

Passos, el gigante brasileño que duerme con los pies afuera, come chivitos, pero no toma mate
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28 de diciembre de 2015 a las 05:00
Allá por las calles de Volta Redonda, la ciudad del acero en Río de Janeiro, el hijo de un mecánico y una ama de casa tenía el mismo sueño de todos los niños: ser futbolista. Jugaba de lateral derecho. "No era Dani Alves pero estaba ahí, alguna cosa hacía", dice con su particular simpatía.

"Yo era bajo, normal, bien gordito y ahí empecé a crecer. Hasta que a los 15 años empecé a pegar el estirón y todo cambió", rememora. Fue entonces cuando lo tentaron para tomar la pelota que nunca había tenido entre sus manos: la de básquetbol.

Lo que jamás imaginó Hatila Passos fue convertirse en jugador al más alto nivel, pasar por la filial de los Chicago Bulls y mucho menos jugar por la selección.
Entonces, como su padre estaba en San Pablo trabajando, Hatila empezó con el basquet en el club Continental. Luego pasó a Hebraica de San Pablo y a los 17 años decidió que era hora de ayudar a su familia y se fue a los Estados Unidos.

Hatila cuenta su particular historia a Referí diciendo que ganó la beca y se especializó en dirección hotelera de la Universidad Estatal de Nuevo México.

Pero como todo brasileño que se aleja del calor de su tierra, Hatila sufrió en Estados Unidos.
"Me costó un poco adaptarme. La comida, el frío, ahí hacía mucho frío en invierno, y en verano mucho calor. Se me hizo muy difícil vivir ahí".

Sin embargo, resistió ocho años. Tiempo en el que inició su camino de trotamundos: Suiza, Argentina, Venezuela y Uruguay, donde desde hace años milita en Hebraica Macabi.

Hatila se adaptó rápido a las costumbres uruguayas. "Apenas vine comía solo chivito, me encanta. No conocía mucho y el chivito me fascinaba, lo que me trajo algunos problemas de alimentación. El asado me encanta, la carne, el pollo", dice con admiración.

Y claro, no podía faltar la tradición de los uruguayos: el mate.
"Ahhh yo probé mate una vez, cuando llegué acá. No sé, no sé, mis compañeros intentan darme el mate pero no me acostumbro. El Panchi (Barrera) siempre tenía uno, los chiquilines del club siempre me dicen, 'dale probá'. Intenté una vez. No es feo, pero no me acostumbro", reconoce entre risas.

Hatila convive con el drama de los gigantes. Convivir con los 2,11 metros de altura no debe ser tarea sencilla.
"En el apartamento donde vivía tenía una cama grande y ahora en el hotel hay una cama grande. Pero los pies quedan afuera seguro. No me puedo tapar pero busco la manera (risas)".
El pívot brasileño lleva años en Uruguay. Dice que se maneja sin problemas.
"Ya conozco bastante, tengo coche y me muevo sin dificultades".

La familia de Hatila permanece en Brasil pero su novia siempre viene a Montevideo para acompañarlo.
El gigante, como todo brasileño, asume su amor por el Carnaval. "Claro, me encanta el Carnaval, una lástima que no puedo aprovechar pero siempre estoy mirando a la distancia. Nunca salí con una Scola, nunca tuve chance de desfilar en el Carnaval de Río. Salí de Brasil cuando tenía 17 y, como en las fechas del Carnaval siempre estoy jugando, no me da para ir. Voy a tener que hacer como Ronaldinho, que desaparecía unos días", comentó a las risas.

Y concluyó: "Al Carnaval de Uruguay fui algunas veces y me gustaron las Llamadas, me gustaron los tambores".


Jugando al más alto nivel

Selección de Brasil
El hermano de Nené
"En la selección jugué tres años, y mi último año tuve la chance de jugar en la preselección del mundial y estuve con todos los fenónemos como Nené, Varejao, Leandro, Thiago", contó Hatila. por su parecido físico y el pelo lo empezaron a comparar con Nené y empezaron a decir que era su hermano. "Me comparan con Nené por el pelo y el físico". Passos afirma: "Fue una experiencia bárbara, aprendí bastante con cada uno de ellos y es buenísimo estar con gente que juega a un nivel mejor que uno, al máximo que hay de básquetbol. Para mí fue como un sueño porque soy fan de Nené".

En la NBA
Enfrentando a Durant
"Me tocó estar en una filial de Chicago Bulls y tienen todo, en la NBA no hay una cosa que falte. Desde el vestuario, entrenador personal, masajista personal, por eso están donde están, es un basquet de primer mundo, diferencial. En la Universidad me tocó jugar con hombres como Kevin Durant, Dwight Howard, los tuve como rivales", comentó Hatila. "Durant siempre fue igual, la misma estatura, flaco, pero igual tiraba como loco, hoy está mejor, y era un grande que tenía una agilidad que se movía con la pelota muy bien, ya uno veía que llegaría a ser una estrella", dijo sobre la figura de Oklahoma City Thunder.

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