La remisión de leche desde los establecimientos productivos hacia los complejos industriales sigue en ascenso.
Ese escenario de incremento en la producción, que se expresa desde hace un año, tiene como datos confirmatorios en 2021 que la producción remitida en enero (154,1 millones de litros) y en febrero (137,5 millones de litros) fueron las mayores para esos meses desde que se llevan registros, según indicó el Instituto Nacional de la Leche (Inale).
Justino Zavala, directivo de la Agremiación de Tamberos de Canelones, explicó a El Observador que esa realidad responde básicamente a dos factores.
Por un lado, citó el elemento climático. Se han sucedido muchos meses con bajos niveles de precipitaciones en las cuencas lecheras, un aspecto “negativo para las cuentas del tambero, pero positivo para las vacas”: la combinación de temperaturas mayormente agradables y especialmente la ausencia de barro les da un mayor confort y así la producción mejora, tal vez en uno a dos litros por vaca al día.
A la vez, la sequía menguó la oferta de comida en los campos y eso ambientó un incremento en la oferta de raciones y concentrados a los rodeos, lo que también potencia la producción.
Por otro lado, puntualizó que existe una inercia a considerar, dado que la vaca en los primeros 90 días de la lactancia produce 10% más y esa mejora se extiende al resto de la lactancia, pero también sucede lo contrario, si hay un mal inicio de lactancia la inercia adversa también se suele extender en el tiempo.
El productor descartó que haya otros motivos para explicar el incremento productivo: “No hay más vacas en ordeñe y los productores somos más o menos los mismos desde el otoño pasado, no hubo un drenaje en ese sentido”.
Consultado sobre qué puede suceder desde este otoño, indicó que “depende mucho del clima, pero sobre todo del precio de la leche, de las señales que esperamos brinde la cooperativa (Conaprole); los productores no podemos repetir lo del año pasado, cuando pudimos en vez de darle 250 gramos de ración por litro a las vacas darle 400 gramos, el precio de los granos se disparó y si hacemos eso quedamos todos embargados”.
Zavala detalló, finalmente, que en la estructura de costos hay muchas cosas “jugadas”, como los precios de los granos, de la energía, de los fertilizantes, “lo que nos falta es una señal desde el lado del precio de la leche, para ver si pisamos el acelerador o sacamos la pata del acelerador”.
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