El joven veinteañero usa el mismo modus operandi: dice de forma violenta ante el mostrador de una farmacia que tiene un arma y que quiere la plata. Nunca mostró un arma, pero llegó a robar algunos miles de pesos y un celular. Pese a que las sumas de dinero logradas no son elevadas.
Desde el 7 de octubre lo investiga la división de Hechos Complejos de la Policía y la fiscalía, por al menos ocho rapiñas y un arrebato, que cometió o intentó cometer en los barrios Pocitos, Punta Carretas y Tres Cruces, dijeron fuentes del caso a El Observador. La policía sostiene que es el mismo.
Su última jugada fue este viernes a la tarde. Sobre la hora 16:00 ingresó a rapiñar a una farmacia sobre avenida Brasil, en Montevideo. Amenazó con que tenía un arma entre sus ropas y se fue. La policía lo detuvo a pocas cuadras, pero no llevaba nada consigo.
El caso lo investigó Hechos Complejos. Cuando la fiscal Brenda Puppo tomó el caso, tenía el testigo de dos víctimas que dijeron a la policía que tal persona las había amenazado con que tenía un arma. Sin embargo, no hay tal arma incautada porque la policía lo detuvo sin nada.
Puppo entendió entonces que desde el punto de vista jurídico no tenía elementos para imputar a quien presuntamente robó en la farmacia de avenida Brasil. Ordenó que quede libre.
Lo mismo ocurrió este jueves. El mismo hombre ingresó a una farmacia de avenida Italia y Avenilo Miranda sobre la hora 15:40, con un tapabocas puesto. Le pidió dinero a la encargada, la única persona que había en el lugar. Hizo el ademán como que tenía un arma en el bolsillo y robó allí poco más de $ 1.000 y un celular que había en un mostrador.
A la hora 20:00 la misma mujer lo vio en la calle: dijo a la policía en una llamada al 911 que lo reconoció por la campera negra con dibujos blancos que llevaba. Cuando la policía llegó al lugar y lo quiso revisar, se desacató, según la información policial. Ocurrió en Bulevar Artigas y Miguelete.
Fue detenido por desacato, no por la rapiña. No había pruebas, dado que no tenía dinero, ni un celular. Cuando declaró ante la Justicia con su defensa, sostuvo que la campera era prestada por un conocido. Y negó haber participado de la rapiña de la que se lo acusaba.
El fiscal que se encontraba de turno era Pablo Rivas. Entendió que no había delito por lo que fue detenido, que era el desacato. No obstante, el joven quedó emplazado y la fiscalía solicitó cámaras de videovigilancia del lugar para seguir investigando la rapiña.
Así el joven sorteó a la Justicia una y otra vez; y ahora, en 48 horas. Fue detenido, también liberado, y sobre la noche de este viernes se liberó una orden de captura contra él, informó Telenoche (canal 4) y confirmó El Observador con fuentes de la fiscalía.
Fue el fiscal Rodrigo Morosoli quien pidió su captura. Morosoli es quien lo venía investigando junto a Hechos Complejos. En estos días su fiscalía ya no se encuentra de turno, y eso hizo que al joven lo investiguen fiscales diferentes.
En 48 horas es muy pronto para recabar toda la prueba e imputarle algún delito, según entienden los investigadores. En momentos en que el indagado cayó dos veces y fue liberado, la policía se aprestaba a allanar su vivienda para incautarle lo robado y levantar pruebas.
Los efectivos que vienen trabajando el tema tenían por entonces expectativa que un allanamiento pudiera haber posibilitado recuperar lo robado. Nada de eso fue posible.
La fiscalía descartó de momento que esa posibilidad se concrete ahora, luego de las dos detenciones que no surtieron efecto.
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