En los últimos ocho meses, el nombre del entrenador argentino Ricardo Gareca sobrevoló tres veces sobre el fútbol uruguayo. Primero fue entrevistado por Nacional, después estuvo en carpeta en la selección uruguaya y finalmente fue contactado por Peñarol. ¿Qué tiene el Tigre para ser atracción en el mercado local y también en el contexto de la región?
En noviembre del año pasado, luego de que Pablo Repetto le dijera que no a una renovación con Nacional, por razones personales, los tricolores comenzaron un proceso de elección de nuevo DT.
Álvaro Recoba, entrenador campeón de Tercera, y el argentino Ricardo Zielinski fueron candidatos. Pero hubo un tercer nombre que el presidente José Fuentes prefirió después no revelar: Ricardo Gareca.
El 17 de noviembre, 11 días después del alejamiento definitivo de Repetto, Nacional se decantó por Zielinski, seducidos por el proyecto que el argentino había llevado a cabo en Estudiantes y antes en Atlético Tucumán.
Según pudo saber Referí, a Gareca le interesó mucho el proyecto de Nacional. En primer término por lo deportivo, porque es un equipo que juega desde hace 27 años seguidos la Copa Libertadores (récord histórico) y porque fue campeón uruguayo 11 veces en el presente siglo (Peñarol lo sigue con siete). Pero también en lo institucional por la modernidad de su Ciudad Deportiva, su potencial en divisiones formativas y los talentos que genera un club de chapa histórica en América y el mundo.
"Le pareció un club muy ordenado, moderno, a la vez histórico, y con gran potencial para dirigir un proyecto muy interesante", contaron a Referí fuentes cercanas al prestigioso entrenador, de 65 años.
Cuando la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) comenzó a evaluar candidatos como alternativa para suceder a Diego Alonso, el nombre de Gareca estuvo en enero sobre la mesa de los presididos por Ignacio Alonso.
Gareca tiene desde hace un tiempo un abogado que se encarga de sus negociaciones mientras que uno de sus hijos lo representa en determinados actos.
El gran trabajo realizado en la selección de Perú entre 2015 y 2022, llevando a los incaicos al Mundial de Rusia 2018, luego de 36 años de ausencia, pusieron a Gareca en la consideración de equipos y selecciones importantes, luego de que Perú quedara afuera de Qatar 2022 al perder por penales un repechaje contra Australia.
Boca Juniors primero y luego las selecciones de Ecuador y México anduvieron tras sus pasos.
En Uruguay no se llegó a avanzar para contratarlo y ni siquiera se lo llegó a entrevistar.
Pero su nombre estuvo en el radar de la AUF.
Finalmente, el elegido fue argentino, Marcelo Bielsa.
La destitución de Alfredo Arias como entrenador de Peñarol el pasado 18 de junio movilizó al director deportivo Pablo Bengoechea y al presidente Ignacio Ruglio a buscar candidatos para sustituirlo.
Bengoechea llamó en primer lugar a Guillermo Almada, DT de Pachuca en México, quien tiene contrato vigente y con una sola cláusula de salida: una selección nacional.
La segunda llamada fue a Gareca, quien fue en 2015, el sucesor de Bengoechea al frente de la selección de Perú.
Después de ese contacto, Bengoechea le pasó la posta a Ruglio que el martes de la semana pasada tuvo una entrevista vía Zoom.
La carrera de Gareca, tanto como jugador como de entrenador, estuvo marcada por dos dramáticas derrotas ante Peñarol.
Una fue la final de la Copa Libertadores 1987, a dos segundos de terminar el alargue, en Santiago, donde Peñarol se impuso 1-0 con gol de Diego Aguirre para proclamarse por última vez en su historia campeón de América. Gareca era el centrodelantero de América de Cali que ese año perdió, de la forma más inverosímil, su tercera final copera consecutiva.
Otra fue en la semifinal de la Libertadores 2011, cuando Gareca dirigía a Vélez Sarsfield. Peñarol, que había ganado 1-0 en la ida (gol de Darío Rodríguez), perdía 2-1 en la revancha cuando cerca del final el uruguayo Santiago Silva tuvo a favor un penal contra Sebastián Sosa. Cuando lo fue a patear se resbaló y mandó la pelota por encima del travesaño. Peñarol se clasificó a la final (después perdió con Santos) después de 24 años.
"Por esos partidos, hay gente que se hace la idea de que a Gareca no le gusta Peñarol. Pero no es así. Lo reconoce como un equipo ganador. Grande y ganador", dijo la fuente consultada.
En la entrevista, tanto Bengoechea como Ruglio le pintaron a Gareca el panorama actual de Peñarol, atravesado por una importante racha negativa de derrotas, campeón del Apertura y por lo tanto ya clasificado a la definición del Campeonato Uruguayo, pero con una pésima Copa Sudamericana a cuestas.
El entrenador argentino notó muchas similitudes con Vélez Sarsfield, club al que retornó este año, después de una década, y en 12 partidos solo ganó uno.
Vélez atraviesa una grave crisis deportiva y política y el equipo camina sobre el pretil del descenso.
Gareca decidió retornar al ser contactado por el director deportivo Christian Bassedas, que fue quien confió en él para asumir en el club allá por 2009.
En su último partido, varios medios argentinos informaron que sufrió una grave descompensación.
Sin embargo, Referí pudo saber que solo padeció un dolor de cabeza y que pidió que le tomaran la presión.
Peñarol entrevistó después a Darío Rodríguez e Ignacio Ithurralde decantándose por el primero de ellos, en virtud de ser un hombre de la casa, conocedor del club por haber jugado en dos pasajes y por haber sido ayudante técnico en dos oportunidades y secretario técnico en otra.
El desconocimiento del medio de Gareca se vio matizado porque su histórico ayudante técnico es el uruguayo Sergio Santín, excompañero suyo en América de Cali, y porque el hijo de este, Damián Santín, entrenó esta temporada a Fénix.
Se especuló con la posibilidad de que Damián Santín fuera un segundo ayudante técnico de Gareca, pero eso no fue conversado entre las partes.
Gareca no le pidió plazos ni condiciones a Peñarol. Terminada la entrevista se le dijo que en caso de que se decidieran por él lo iban a volver a llamar, cosa que no aconteció.
Con 65 años a cuestas y un bagaje de experiencia muy rico, Gareca mira y analiza los proyectos deportivos que le presenten y los aspectos económicos los deja ya en un segundo plano, según el mercado del que se trate.
Además de su experiencia, su modelo de juego ha demostrado ser exitoso y competitivo en equipos como Talleres de Córdoba, Vélez o la selección de Perú.
El prestigio lo tiene bien ganado tanto a nivel de clubes como de selecciones. También el respeto de sus pares y jugadores que ha dirigido.
Eso hacía viable su llegada a Peñarol. O por lo menos negociable. Pero no hubo una segunda conversación como para hablar de esos términos. Los aurinegros lo metieron en una misma bolsa de candidatos junto a un hombre de la casa que nunca había sido entrenador en jefe y un joven prospecto que solo dirigió a dos equipos chicos en Uruguay. Gareca espera ofertas, pero quién sabe si en 2024 alguien le presente un proyecto que lo seduzca desde este lado del Río de la Plata.
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