El ajuste en el precio del ganado gordo, lejos del bajón de 2022, cerca de ser una anécdota
En 2022 el precio del ganado gordo logró un récord, pero de la euforia se pasó al bajón, ¿qué pasará cuando tres años después el valor volvió a explotar?
15 de noviembre 2025 - 5:00hs
Ganado gordo: tras un precio en niveles récord, una caída esperada, pero no brusca como en otros ejercicios.
Cuando el ganado gordo cruzó por primera vez los US$ 3 por kilo vivo en 2022 -por la irrupción de dos casos fortuitos de vaca loca en Brasil y una epidemia atroz de fiebre porcina africana- la euforia se convirtió prontamente en bajón.
Los precios llevaban varios años oscilando en el entorno de los US$ 2 por kilo vivo, aproximadamente US$ 4 por kilo de carcasa.
El salto a esos tres dólares a más de US$ 5,55 como precio promedio de los novillos de campo que registra el Instituto Nacional de Carnes (INAC) fue impactante, pero fatal.
Para diciembre el precio estaba sepultado en US$ 3,50 y el kilo vivo no llegaba a los dos dólares, la sequía apretaba y del paraíso se había pasado a algo bastante parecido a un infierno.
Quienes compraron la reposición a altos valores perdieron mucho dinero por un desplome de precios y una sequía devastadora.
Los chinos dejaron de la noche a la mañana de convalidar esas cotizaciones y todo se derrumbó.
De modo que el nuevo ascenso de los precios que este año devolvió las cotizaciones a los US$ 5,50 por kilo generó naturales precauciones.
El ajuste procesado no es el derrumbe que sigue a una subida ocasional, sino el comienzo de una meseta que debe llevar a una estrategia de aceleración de la producción.
A pesar de las restricciones de la oferta que impone todavía la sequía, la faena crecerá 7% este año por que los productores están acelerando los tiempos de cría y engorde lo más que pueden.
Además, en este año la competencia entre industrias es mucho mayor que la que había en 2022 y eso se tradujo en valores del novillo que estaban desfasados de los de exportación.
A principios de octubre la Relación Hacienda/Exportación (RHE) llegó hasta 1,15, muy por encima de los promedios históricos.
El precio de exportación quedó circunstancialmente algo por debajo de los US$ 5 mil por tonelada y los mejores novillos estaban en los valores récord de 2022.
Pero a fines de octubre y hasta el 18 de noviembre sale el ganado de corral en proporciones más altas, algo que sucede trimestralmente en relación a la cuota 481 destinada a Europa.
Así esa oferta incrementada genera un ajuste del valor del ganado gordo de pasturas que ha llevado la RHE a un valor cercano al histórico de 0,95.
El ajuste no irá más allá de los precios actuales seguramente (siempre y cuando no vayan nuevas partidas con garrapaticida a ningún mercado).
La baja en Uruguay en el último mes no sucedió en la región, donde por el contrario la brecha entre los países se redujo:
El ganado subió en Brasil en el último mes, cruzando los US$ 4 por kilo de novillo después de un año y proyectando un ciclo de firmeza con menor oferta y referencias en el eje de US$ 4,20 para el primer trimestre de 2026.
En Argentina, sometido a otros vaivenes como el tipo de cambio, el novillo subió 9% en la última semana y alcanzó los US$ 5 por kilo, el valor en dólares más alto desde 2022.
En Paraguay ajustó tras un pico histórico por encima de US$ 4,80 y está en valores destacados de US$ 4,40 por kilo.
Australia, una referencia también fundamental como competidor, no atraviesa ningún ajuste de precios y en EEUU se ha dado algún vaivén por las declaraciones de Donald Trump aumentando la cuota a Argentina y anunciando investigaciones sobre la industria frigorífica. Pero no hay ganado, ni terneros ni vacas. La oferta de carne de EEUU estará disminuida al menos durante todo 2026.
La firmeza no es solo de la carne vacuna, los ovinos cruzaron un récord histórico de US$ 5,61 que estaba vigente desde 2011, y no paran de subir.
El reporte de precios semanal de INAC muestra a los corderos promediando US$ 5,70 y en la última semana se llegó a hacer negocios de cordero arriba de US$ 7 por kilo de acuerdo a los datos de INAC con demanda intensa de la industria y faena estable sobre las 30 mil cabezas semanales, el nivel de actividad más alto del año. Los mejores novillos de corral se siguen colocando a US$ 6.
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Desbalance en la oferta de carne
Las restricciones estructurales de la oferta de varios exportadores clave como Estados Unidos, Brasil, Australia y Argentina, todos países que por diferentes razones es muy poco probable que aumenten su oferta de producción de carne en 2026, permiten suponer que los precios de la carne y del ganado se mantendrán en niveles altos.
Desde la conferencia anual de la MICA (Meat Importers Council of America), que reúne a los importadores estadounidenses de carne, el vicepresidente del INAC, Leonardo Bove, dijo esta semana que en Estados Unidos “lo que se ve es que va a haber un faltante de carne por un par de años, claramente, y hay gente que habla de por lo menos cinco o seis años”.
Por ese faltante estructural el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) proyecta que el 2025 alcance 2,2 millones de toneladas de carne vacuna importada, superando el récord de 2,1 MT en 2024.
Estados Unidos tiene restricciones en su producción interna de terneros y en el ingreso de terneros desde México, por la llegada de la mosca de la bichera al país.
En la medida en que México logre un razonable control sanitario se podría abrir esa frontera y empezar a generar una recuperación en la oferta de terneros.
Con un desbalance estructural en la oferta de carne, además al sancionar a Brasil generó un pico de precios que se puede observar en la exportación de carne de Uruguay.
Hasta el 8 de noviembre Estados Unidos importó 148.657 toneladas desde Uruguay por US$ 797 millones, a un promedio de US$ 5.361 por tonelada que es superior al promedio anual de US$ 4.983 en las exportaciones a todos los destinos.
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Estados Unidos y su foco en Argentina
Estados Unidos le ha aumentado el cupo de carne a Argentina de 20 mil a 80 mil toneladas, pero a una Argentina que como consecuencia de la última sequía al igual que Uruguay no tiene una oferta relevante para aportar en los próximos 15 meses.
Este punto, no del todo oficializado, es una de las incertidumbres expresadas en la reunión de la MICA que dificultan las proyecciones futuras, junto a la indefinición arancelaria, especialmente respecto a Brasil.
La competencia regional para exportar a Estados Unidos empieza a ser un poco más relevante si sumamos México, Brasil y Argentina, porque el presidente Donald Trump ha dicho que el precio de la carne está demasiado alto y ahora debe demostrar su capacidad para bajarlo.
Sin embargo, el riesgo mayor no está allí, sino en otro de los tres grandes mercados: China.
Ese gigante asiático está a punto de definir un proceso de revisión respecto a las prácticas comerciales desleales que pueden incluir el dumping, algo de lo que Uruguay claramente está a salvo, pero que también ha pasado a incluir una revisión mucho más estricta de las partidas de carne que ingresan al país y allí tanto Uruguay como Brasil han pasado bajo la lupa y la lupa ha encontrado en la carne de Uruguay y de Brasil residuos del garrapaticida fluazuron que no aparecen en la carne si se respetan los tiempos de espera de los productos desde la aplicación a la faena.
La atención de los exportadores está centrada en el anuncio que China hará el 26 de noviembre tras un año de investigar las importaciones de carne por un reclamo de los productores locales.
“Puede traducirse en dos medidas”, resumió desde Shanghai el representante de la Comisión Nacional de Fomento Rural en la Junta de INAC, José Mesa.
Podría imponerse una cuota que fijaría un volumen para todos los países o un arancel adicional.
“Si la cuota es baja ahí pueden aparecer costos adicionales para todos los exportadores”, dijo Mesa en Tiempo de Cambio de Radio Rural desde la Feria FHC.
“China va a buscar un equilibrio entre cuidar la producción local y asegurar el abastecimiento”, estima Mesa, por lo que “estas medidas de salvaguarda no van a ser muy largas en el tiempo si hay alguna modificación, sino que van a dejar contenta a la ganadería china pero van a durar un año, máximo dos y no van a permanecer”.
El tercer mercado que permanece con una fortaleza muy saludable es la tantas veces vilipendiada Unión Europea, el bloque acusado de proteccionismo y de imponer reglas ambientales que no nos favorecerían. Sin embargo es en este final de 2025 el mercado que está más firme y el que ofrece la promesa fundamental de concretar un acuerdo de libre comercio antes del final del año.
De los tres grandes mercados es el que más ha crecido este año frente a 2024, un 45% en volumen, desde 41.329 a 59.810 toneladas.
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De modo que en una ganadería que funciona abasteciendo a tres grandes motores, Estados Unidos tiene necesidad de comprar pero el mercado necesita despejar ciertas incertidumbres; China pasa a tener cierto riesgo temporal y riesgoso; y la Unión Europea no solamente está muy firme desde el punto de vista de la oferta y la demanda sino que además nos puede dar la perspectiva de una ampliación de cuota que en forma muy gradual, pero también persistente despejaría incertidumbres para una ganadería que quiere seguir pisando el acelerador.
El regreso de la proteína
El consumo de proteínas está reivindicado por razones más valederas que los avatares ideológicos, principalmente en una población de mayores de 60 años que es cada vez más importante y en una población de jóvenes que busca la belleza física y el fitness y que, biológicamente, necesita indiscutiblemente proteína animal.
Los criterios de consumo van cambiando y regresan a priorizar aspectos de la salud o de la estética.
Uno de los factores importantes que amenazan a la longevidad es que debemos llegar a veteranos con la mayor masa muscular posible y, para eso, qué mejor que alimentarse de músculos.
La importancia de la carne en las embarazadas y en los niños es bastante evidente.
Por otra parte, el intento de imitar la proteína animal o de generarla a través de cultivos celulares ha demostrado ser un fracaso que llevará muchos años revertir si es que alguna vez vuelve.
Cada vez hay más conciencia del problema que significan los alimentos ultra procesados y, por lo tanto, las hamburguesas que intentan simular el sabor de la carne entran en esa línea de productos con una cantidad muy grande de aditivos, incluyendo otras grasas y sal que a un público cada vez más preocupado por su longevidad no le puede atraer demasiado.
En el caso de las carnes cultivadas, la dificultad para producir en gran escala y la enorme huella ambiental y climática que tienen hace que el argumento de enfrentar el cambio climático a través de incorporar estos productos en la dieta sea extremadamente débil.
Solo queda el argumento también endeble del bienestar animal, porque pocos mamíferos pueden tener una vida tan feliz como una vaca uruguaya criada en campo natural.
No solamente hay una mayor demanda por proteínas en general, sino que los intentos tecnológicos cuestionadores de la carne han mostrado un fracaso tecnológico y cultural que también demuestra lo torpe que fue prohibirlos en Uruguay cuando no eran una competencia relevante.
Prohibir fue simplemente un saludo a la tribuna sin ningún impacto práctico más que limitar al libre mercado por temor a la competencia.
Dos fechas clave y una niña tranquila
En síntesis, lo que la carne puede perder de precio en estas semanas lo puede ganar en el 2026 en persistencia de valores que resulten más que interesantes a toda la cadena cárnica: un novillo gordo cerca de US$ 5 por kilo carcasa, un ternero cerca de US$ 3,50 por kilo en pie y en las categorías intermedias valores que permiten una relación insumo-producto en términos de alimentación como para que los ganados consuman “galletitas y bombones” durante todo el año... y los productores puedan pensar en qué invertir un excedente que se va a generar en la comparación con la venta a precios históricos.
Por delante hay dos fechas clave: Este lunes 18 de noviembre, cuando termina la ventana de la cuota, y el 26 de noviembre, cuando se sabrá si hay un cambio de reglas de juego en China, donde puede haber alguna cuotificación a las importaciones que eventualmente complique en algo el comercio.
Tras esas fechas puede consolidarse una estabilidad que en los precios de exportación se ha notado claramente.
A todo eso, La Niña sigue benevolente y se cerrará una primavera -setiembre, octubre y noviembre- excepcionalmente favorable.
Si las precauciones sanitarias se respetan, este ajuste será una anécdota y los nuevos equilibrios confirmarán las radicales diferencias entre los novillos de más de US$ 5 de este año y los efímeros de 2022.