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18 de agosto 2025 - 5:00hs

El Instituto Nacional de Vitivinicultura (INAVI) se trazó como objetivo, entre otros trascendentes como la reconversión a nivel de viñedos y en otros escenarios, un crecimiento de la actividad económica del sector de un 40%, a lograrse durante la actual administración de gobierno. De eso habló Diego Spinoglio, presidente del instituto, en la entrevista que concedió a El Observador.

El contexto

  • El 10 de noviembre de 1987 se promulgó la ley de creación del instituto, que le asignó naturaleza jurídica de persona de derecho público no estatal y con sede legal en la ciudad de Las Piedras, Canelones, y en enero de 1988 INAVI comenzó a operar formalmente como organismo rector de la política vitivinícola del país.
  • Conforme a lo dispuesto en el artículo 146 de la ley 15.903, el instituto es dirigido por un directorio de ocho miembros, integrado por tres delegados del Poder Ejecutivo, designados por el Ministerio de Ganadería Agricultura y Pesca, entre quienes se encuentran el presidente y vicepresidente; el Ministerio de Industria Energía y Minería, y el Ministerio de Economía y Finanzas; y cinco representantes de los productores del sector viticultor y bodeguero o vitivinicultor.
  • El INAVI ejecuta la política vitivinícola; cuenta con la posibilidad de asesorar, diagramar y pautar el desarrollo económico del proceso industrial desde su inicio, la etapa de producción y las subsiguientes; cumple un rol trascendente en la promoción, desarrollo e investigación de la actividad vitivinícola; y tiene la función de asesorar al Poder Ejecutivo en forma preceptiva y fiscalizar el cumplimiento de las normas vitivinícolas.

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Diego Spinoglio, Alfredo Fratti (ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca) y Nicolás Monforte (vicepresidente del INAVI).

Diego Spinoglio, Alfredo Fratti (ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca) y Nicolás Monforte (vicepresidente del INAVI).

Diego Spinoglio: "El INAVI es una institución muy fuerte"

¿Qué significa esta responsabilidad que le han conferido, presidir el INAVI?

Realmente es un gran orgullo que hayan pensado en mí. Nací en este sector, soy de familia de productores, por lo tanto es también una responsabilidad muy grande, pero linda, es como lo dije el día que asumí: esto lo tomo con mucha confianza en lo que se puede hacer para el desarrollo del sector, estoy muy entusiasmado con eso y por supuesto que no estoy solo, somos muchos los que estamos trabajando.

¿Y cómo lo encontró al instituto?

Lo encontré bien. El INAVI es una institución muy fuerte, con muchos años de trabajo, con una institucionalidad muy potente, con la participación de las gremiales en el directorio que es algo que le da un hilo conductor a la gestión, más allá del perfil del gobierno de turno. Obviamente estamos tratando de poner nuestra impronta, queriendo mover un poquito las raíces en algunos cambios importantes que pensamos que el sector precisa, el instituto necesita adaptarse mirando el futuro, hacia dónde va el sector, hacia dónde piensa estratégicamente el sector caminar, creemos que el INAVI tiene que ser funcional a eso.

¿Qué diría sobre al menos las grandes líneas de gestión a propósito de ese objetivo?

Nosotros estamos planteando una reconversión integral del sector, donde lo productivo, lo industrial y lo comercial vayan de la mano. Creemos que es muy importante tener claros los objetivos comerciales del sector y basarse en eso para hacer después otras reconversiones, tanto a nivel industrial como en los viñedos.

El sector tiene una cierta crisis comercial, porque el sector productivo vitivinícola uruguayo depende fundamentalmente del mercado interno de vinos, en un 90%, y ese mercado viene disminuyendo, sobre todo lo que es producción de vinos de mesa, hay una gráfica con una baja realmente pronunciada, hace 40 años vendíamos 100 millones de litros y ahora vendemos aproximadamente 50 millones.

Por qué no medir al sector por litros y el ejemplo del enoturismo

¿Qué ha sucedido para un descenso tan acentuado?

Y… hay varios motivos. Es una tendencia mundial, por varios factores hoy en el mercado se busca otra forma de consumo, no sé si llamarlo un consumo más inteligente, pero sí se busca un consumo con menos cantidad, pero mayor calidad.

También seguramente el sector vitivinícola a nivel mundial algunas cosas no las ha hecho del todo bien, porque el consumo de bebidas con alcohol bajó, pero menos que lo que bajó el consumo de vinos a nivel global, algo que no es particular de Uruguay, creo que el sector vitivinícola en general tiene cosas para pensar desde ese lugar, por supuesto que nosotros también.

Entiendo que hoy el sector no debe basarse en medir litros de venta, sino actividad económica del sector y ahí aparecen otras formas con sus aportes muy importantes, el enoturismo es un buen ejemplo, ya muchas bodegas en Uruguay están incursionando en un modelo de negocio a nivel global que no solo sirve como unidad de negocio en sí misma, también como un posicionamiento de marca muy importante a nivel particular de las empresas y a nivel país también, como marca país.

Hay otro valor muy importante en el que nos queremos basar como uno de los motores de esperanza dentro del sector: por más que el consumo baja, la comercialización en el mundo aumenta, hay menos litros de consumo, pero cada vez más comercio.

Y ahí es donde las posibilidades para nosotros son muy grandes, como país productor de vinos de alta calidad y con identidad, que es una de las cosas que el mundo busca hoy como diferenciación.

Uruguay tiene que trabajar con valor agregado, por las diferentes circunstancias que tenemos: la estructura de costos, por escala, necesitamos trabajar con productos con valor, ese es el camino, apostar a la calidad, a productos con valor agregado y el mundo tiene nichos de mercado para trabajar en ese sentido.

Sumado a esa realidad, debemos hacer una fuerte apuesta al desarrollo de una marca, de Uruguay como productor de vino, con un desarrollo de branding, de marketing, muy inteligente.

¿Eso de forma unitaria o acompañando a otros embajadores que tiene el Uruguay en el mundo y, a la vez, en gestiones individuales del instituto y/o las empresas o apoyados en otros actores trascendentes, por ejemplo la Cancillería?

Tenemos que resolver cuál es la promesa de nuestro vino, cómo posicionarlo en el mundo a un producto que tiene como gran ventaja poder ser identitario del país, son realmente pocos los productos que pueden llevar el nombre Uruguay al mundo, está la carne, tenemos el fútbol y está el vino, son algunos ejemplos.

Ahí donde haya un evento con presencia del país el vino tiene que estar, el INAVI debe impulsar una marca sectorial, por ley es quien tiene las facultades para hacerlo y claro que son muy importantes las alianzas, empujar al sector privado en su desarrollo según los objetivos estratégicos, estimular alianzas estratégicas, tanto públicas como privadas, que pueden ser el INAC con su salida de las carnes al mundo, ni que hablar la Cancillería -acompañar la gestión diplomática de Uruguay en el mundo es fundamental-, el Ministerio de Turismo, las intendencias departamentales, vemos varias líneas de trabajo con un objetivo final que es generar una marca Uruguay en vino muy potente y muy fuerte que permita un desarrollo importante.

Hoy Uruguay está trabajando en una marca que es Uruguay Wine, después está otra que es Vinos del Uruguay, tiene Enoturismo Uruguay, hay un montón de marcas y por eso decía que tenemos por delante un trabajo de branding fundamental.

Diego Spinoglio
Diego Spinoglio, productor vitivinícola y presidente del INAVI.

Diego Spinoglio, productor vitivinícola y presidente del INAVI.

Dos objetivos clave en la reconversión del viñedo

¿Qué se está priorizando a nivel de la superficie productiva?

Lanzamos, se aprobó en el directorio, un plan de reconversión de viñedos que tiene dos objetivos.

Uno es recomponer el campo varietal hacia una producción que tiene como base esos objetivos de los que hablamos, la producción de vinos de calidad que nos permitan la internacionalización del producto, porque existe una crisis de sobre stock de los vinos que se dejan de consumir en el mercado interno, los vinos de mesa que no son exportables, por eso apuntamos a la reconversión en el viñedo de un modo que nos permita regular ese campo varietal, para disminuir las hectáreas que producen ese tipo de vinos que el mercado interno deja de consumir, que si logramos tener una exportación de ese producto, a granel, es con un muy bajo valor y con INAVI teniendo que apoyar, es algo donde el productor pierde plata, es un círculo que no le cierra a nadie, es fundamental entonces reconvertir a variedades que permitan otro tipo de desarrollo más sostenible desde el punto de vista de la unidad del valor.

¿Y cuál es el otro objetivo de la reconversión aprobada?

El otro objetivo de esta reconversión de viñedos es viabilizar a los productores chicos, o sea, es importante en nuestra gestión mantener la estructura social del sector, que es parte de nuestra identidad. Esta reconversión es diferencial para el productor de menos de 10 hectáreas, con apoyos especiales para ese tipo de productores.

La reconversión no considera, vale precisarlo aunque pueda considerarse una obviedad, achicar el área de viñedos.

La reconversión que estamos lanzando es para 1.000 hectáreas, entre arranquillo y reposición y sí, hay que tener claro que es un plan de reconversión, no de achique el sector, al contrario, lo que queremos con este plan es revitalizar al sector hacia un modelo de negocio que nos asegure mejores posibilidades de desarrollo. La última reconversión se hizo al inicio de la década de los 90, hay un viñedo en general muy envejecido, además aquella reconversión se hizo cuando había un mercado interno muy fuerte, en el que se vendía el doble de lo que vende ahora, entonces traccionaba mucho y muchas de las cosas que se plantaron era para abastecer un mercado con esa realidad.

Algo que me gustaría mencionar es que acá tenemos un mercado interno protegido, hablando claro de lo que es vino de mesa, sí hay competencia en lo que es vino fino, porque no pueden entrar a Uruguay vino en envases mayores a un litro y lo que planteamos es que tenemos que ser inteligentes con esa protección y no dormirnos en ella, sino aprovecharla para desarrollarnos hacia un modelo de negocio que nos haga más solventes.

El envejecimiento del que hablaba en el viñedo ha sido más notorio en los productores chicos, por eso apuntamos a estimular en ellos esa reconversión, porque además muchos de los valores que tenemos como sector es gracias a esa masa social tan importante y tan identitaria.

El INAVI, entre en sus cometidos y con las tasas que cobra por el vino, tiene el rol de la reconversión, por eso el instituto debe estar atento permanentemente a ir moviendo las perillas que corresponda mover para que el sector se mantenga al día, digamos, hay una responsabilidad de los privados, pero el instituto tiene las herramientas y el mandato por la ley de generar reconversión, regulación y promoción.

A la hora de ponerle números al sector, en área con viñedos, viticultores y bodegas elaboradoras, producción de uva, litros vinificados y exportaciones, ¿qué datos expondría?

Bien, estamos en el entorno de 700 productores y unas 160 bodegas. Hay bodegas que estaban más dedicadas a la venta de vinos de mesa, vino suelto, en damajuanas de 10 litros, que es lo que va desapareciendo con mucha fuerza, entonces las empresas que no se reconvirtieron hacia otro tipo de productos y envases son las que van quedando por el camino, hay una tendencia de ir pasando a vender uva directamente a las empresas más grandes, que tienen una necesidad de abastecimiento muy importante y establecen alianzas con ciertos productores, pero la realidad es que hay una cierta masa social de productores que en una crisis de colocación de la uva.

Hay en Uruguay unas 5.800 hectáreas de viñedo y en la última vendimia, eso hay que verlo siempre año a año porque hay muchos factores que inciden como el climático, hubo una producción de unos 87 millones de kilos de uva y se elaboraron unos 62 millones de litros de vino, un volumen de producción que no nos deja tan desequilibrados, causa un poquito de excedente, porque estamos en una venta de 50 millones de litros al mercado interno y unos cinco millones de exportación.

Lo que complica, por eso volvemos a la importancia de la reconversión inteligente, es que lo que sobra, cinco millones de litros, no es vendible hacia afuera con valor.

Uruguay y un modelo exitoso en el mundo

¿Cómo evalúa las exportaciones de vinos uruguayos?

Uruguay creo que caminó bien en los últimos 20 años, somos un país nuevo exportador en el mundo, si lo ves con números fríos en los porcentajes de crecimiento es un modelo de éxito el de Uruguay en el mundo, pero no nos alcanza ni cerca a nosotros, sabemos que hay países que lo han logrado ser mucho más fuertes en crecimiento, por eso cambiando un poco la estrategia, apuntando más a algunos mercados de foco, trabajando mucho más en lo que es el posicionamiento de marca de Uruguay, queremos avanzar para salir de un estancamiento en los últimos cinco años en las exportaciones.

Creemos que hay buenas posibilidades, nos ponemos un objetivo de un crecimiento de la actividad económica del sector de un 40% más o menos en la gestión de esta administración, es un objetivo importante que, como dije, no se refleja en litros, se refleja en valor, en valor producto, en actividad económica, queremos generar las herramientas desde el instituto para que esto sea posible.

Otro tema en el que el instituto ha venido insistiendo, por su valor, es el denominado Programa de Viticultura Sostenible.

Sí, en eso seguimos caminando fuerte, es estratégico para el INAVI, para todo el sector, para la inserción internacional porque funciona casi de forma asesoramiento a la producción, con un departamento técnico que va tratando de mejorar la norma de forma permanente. Hoy los mercados son cada vez más exigentes desde ese punto de vista y creo hemos ido dando pasos respondiendo a eso de buena manera. Ya el 38% de la producción está en el plan que lo maneja el INAVI. La idea es que los productores sigan entrando de forma voluntaria, convencidos de la importancia que tiene para cada uno y para todos, no presionándolos, ese plan es otro de los desarrollos estratégicos que le vemos al instituto.

Temas:

INAVI Gobierno Diego Spinoglio Uruguay

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