Y eso se traslada con transparencia al precio en Uruguay, donde la soja recién cosechada se ubicó esta semana por debajo de los US$ 400 por tonelada, un rango que había tenido en febrero y marzo de este año y que previamente no se registraba desde octubre de 2020.
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Brasil, señaldo como culpable
La baja de precios tiene como principal protagonista a la expansión del área y la producción de Brasil. La baja ya se insinuaba desde hace meses. Se vio interrumpida previo a la cosecha por un salto de precio debido a las inundaciones en Rio Grande del Sur, que en mayo llevó a la soja a los US$ 440 por tonelada en Uruguay. Fue una oportunidad transitoria que quedó atrás.
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Operan varios factores bajistas
En el escenario actual, salvo que ocurra algo inesperado desde el punto de vista climático, no aparecen indicios de que los mercados vayan a moverse al alza en el corto o mediano plazo. Más bien se espera todo lo contrario, porque operan varios factores bajistas.
El estado de los cultivos en curso en Estados Unidos es mucho mejor que el año pasado, 68% en condición buena a excelente frente a 51% en 2023. Y con 34,6 millones de hectáreas sembradas, 1,3 millones más que el año anterior.
El stock de soja estadounidense está cinco millones de toneladas por encima de 2023 en 26,4 MT.
Si el actual cultivo concreta una buena cosecha las reservas serán las mayores desde 2018.
Los números de la próxima siembra pueden ser más finos de lo que se proyectó para esta. En Chicago la soja posición julio 2025 se desplomó desde US$ 452 el 27 de mayo a US$ 409 esta semana, un precio que trasladado a Uruguay para quien quisiera ir asegurando un precio se ubica en US$ 370 por tonelada.
Sobreoferta local y apatía de China
La producción del Mercosur en la última zafra alcanzó un récord de unos 212 millones de toneladas, 26 MT más (un 14% de incremento) frente a los 186 millones en 2022/23.
La cosecha de Brasil fue de 147,3 millones de toneladas informó este jueves la Compañía Nacional de Abastecimientos (Conab), por debajo del récord de 154,3 millones de toneladas en 2022/23. Pero es la segunda mayor de la historia.
El salto productivo ocurrió esta vez en el resto del Mercosur. La cosecha de Argentina se cerró la semana pasada con 50,5 millones de toneladas cuando la zafra anterior fue de 21 MT; Uruguay creció de 800 mil a 3 millones de toneladas y Paraguay aumentó levemente de 9,7 a 10 millones de toneladas.
El mercado no registra todavía plenamente el aumento de la producción del país vecino. Las ventas de soja de Argentina registran el ritmo más lento en al menos una década, mientras los productores esperan una suba del dólar o una baja de las retenciones.
Según datos del gobierno se colocaron 22,8 millones de toneladas hasta el 3 de julio, solo el 45% de la cosecha: quedan 27,7 millones de toneladas por fijar precio.
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A pesar de los precios más moderados, la oferta regional marcaría un nuevo récord en 2024/2025. Según las primeras proyecciones Brasil con clima más amigable que en la zafra pasada producirá entre 10 y 13 millones de toneladas más que en la última zafra, un total de 160 MT según la actualización de julio del USDA.
El área sembrada crecería en 400.000 hectáreas respecto a 2023/24. La mayor producción respondería a una mejora de los rendimientos luego de una campaña desafiante a nivel climático.
El incremento de superficie se enlentece respecto al promedio de 4% anual de la última década a solo 1%. El precio estimula menos y también puede estar incidiendo el escaso margen que tenga Brasil para crecer sin deforestar, a las puertas de la entrada en vigor del requisito de certificar que la soja y sus subproductos (harina y aceite) no provengan de áreas deforestadas para poder ingresar a la Unión Europea.
En Argentina los problemas productivos en el maíz llevan a que el USDA proyecte un incremento de 2,5% en el área de soja –unas 400 mil hectáreas más– para la próxima campaña, que llevaría a una producción de unos 51 millones de toneladas.
Un caso típico es el de la provincia de Córdoba, donde el área sembrada podría aumentar en 1 millón de hectáreas y superar los 5 millones de hectáreas, según la primera estimación del Departamento de Información Agronómica (DIA) de la Bolsa de Cereales de Córdoba (BCCBA), en base al fuerte achique del maíz debido al impacto de la chicharrita. Se estima que el maíz en Córdoba ocupará 2,24 millones de hectáreas, 22% menos que en el ciclo anterior.
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La demanda de soja
La demanda de soja de China que ya viene estabilizándose puede ser menor el próximo año. El USDA recortó sus estimaciones sobre la demanda esta semana.
Para el actual ejercicio y el siguiente rebajó los volúmenes récord de importaciones: desde 105 a 103 millones de toneladas las de este año y desde 109 también a 103 millones de toneladas las de 2025.
En el primer trimestre de 2024 las importaciones de China cayeron 19% y se estima que ni siquiera alcanzará la meta estimada por el USDA, torciendo a la baja la tendencia en ascenso que se mantuvo hasta 104,5 millones de toneladas en 2022.
En coincidencia, la expectativa de consumo doméstico de soja en China para 2024/25 fue ajustada en 6 millones de toneladas: desde 126,8 a 120,8 millones. Y en casi dos millones de toneladas la del presente ejercicio. China viene volcándose cada vez al Mercosur para sus compras.
En el primer semestre de 2024, el 93% de los 1,7 millones de toneladas exportados por Uruguay tuvo como destino a China, mientras que el resto fue a Egipto y Turquía, según Uruguay XXI.
Alternativas al consumo
Ante la inquietud por una sobreoferta que haga caer los precios aún más, tanto Estados Unidos como Brasil están invirtiendo en programas de generación de demanda de soja alternativas al uso como harina para raciones.
Brasil “está buscando comenzar a mezclar una mayor proporción de biodiesel en los combustibles” señala el investigador brasileño de la universidad estadounidense de Iowa, Guilherme DePaula, “eso indica que existe un límite real en el que la competencia deja de ser rentable si no se genera esta demanda adicional”.
Por su parte, el analista Steve Nicholson de Rabo AgriFinance en Estados Unidos, sostiene que los exportadores estadounidenses podrían tener ventajas competitivas en la Unión Europea –firme comprador de soja brasileña– porque sus nuevas reglamentaciones sobre la deforestación podrían complicar el acceso del país sudamericano.
También sugiere que los agricultores de Estados Unidos busquen oportunidades de nicho como los mercados de cultivos no modificados genéticamente o con bajas emisiones de carbono.
https://www.bbc.com/mundo/articles/crg7rxzy9rzo
Trump y Biden, ¿quién será el próximo presidente y cómo puede incidir en el mercado sojero?
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El factor Trump
Los compradores chinos parecen estar acopiando en previsión de una guerra comercial con el próximo gobierno de Estados Unidos en caso de que la victoria corresponda al Partido Republicano.
Han reservado entre 12 y 13 millones de toneladas de soja para su arribo en julio, mayormente desde Brasil. Es un aumento de 20% a 30% respecto al mismo mes de 2023 según operadores en Singapur y China citados por la agencia Reuters en la última semana.
"La demanda de China para julio habría sido de 10 millones de toneladas si no hubiera miedo a la guerra comercial con Estados Unidos", afirmó una fuente.
El mercado considera que este volumen mensual récord no solo se explica por los bajos precios sino también por la perspectiva de que Donald Trump vuelva a alcanzar la presidencia en las elecciones en Estados Unidos del 5 de noviembre y reavive las tensiones comerciales que se registraron en su primer mandato.
"Los importadores chinos están tratando de protegerse de un posible aumento de los aranceles de Estados Unidos si hay una guerra comercial después de las elecciones", dijo Vitor Pistoia, analista del banco especializado en commodities Rabobank.
Sin embargo, el impacto sería moderado. Cuando Trump impuso en 2018 un arancel de 25% a las ventas de soja a China, las exportaciones estadounidenses cayeron a la mitad: desde 32,9 a 16,6 millones de toneladas.
Aunque luego Estados Unidos dejó sin efecto este arancel, perdió cuota de mercado frente a Brasil, que en 2023 representó el 70% de las importaciones chinas de soja, frente al 24% de Estados Unidos.
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Cultivo de soja, en Estados Unidos.
Juan Samuelle
Escenario para la próxima siembra de soja en Uruguay
Después de tres años consecutivos con incrementos de unas 100 mil hectáreas anuales, la intención de siembra para la próxima campaña mantendría el piso de 1,35 millones del último año, según operadores.
Los costos no tendrían variaciones importantes.
Las variables que generan incertidumbre incluyen el clima, con perspectivas de lluvias por debajo de lo habitual para la primavera y el verano por influencia de La Niña, el precio internacional y la situación sanitaria del maíz por el efecto de la chicharrita.
El retraso de la cosecha anterior y de la siembra de cultivos de invierno tiene también cierta influencia en la postergación de decisiones respecto a la siembra de verano 2024/25.
Los márgenes económicos de la soja de la cosecha 2023/24 para los productores están entre los US$ 100 o US$ 170 por hectárea, bastante menos de lo que se esperaba.
En algunos casos, productores que vendieron a US$ 410 por tonelada afirmaron que entre los descuentos y los sobrecostos por secado y flete durante la zafra complicada por exceso de lluvias, obtuvieron un ingreso bruto de US$ 350 por tonelada.
En resumen, como pasa en la carne vacuna, estamos ante otra señal de desaceleración de la demanda de China y de la inercia de crecimiento de Brasil que pone presión bajista a los precios internacionales y a las decisiones de los agricultores uruguayos.