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10 de diciembre 2025 - 20:58hs
Embed - Fernando "Enano" Martínez: "Cuando perdí el primer campeonato caí en un pozo depresivo"

Tomás, Tiago y María Pía siguen creciendo. Son los hijos de Fernando Martínez, el Enano Martínez para todos, quien acaba de cumplir 46 años. Su esposa Lorena hace 30 años que lo acompaña. Se acaba de retirar del básquetbol en el que dejó un gran legado, vivió de las mieles y de las hieles, pero su espíritu de lucha siempre lo mantuvo en acción. El mejor base de la Liga Uruguaya de los últimos tiempos, recibió a Referí en su casa.

¿Cómo lleva este retiro del básquetbol como jugador?

Bastante bien porque es algo que yo me venía planteando hace tiempo, tengo 46 años, y he disfrutado de este hermoso deporte dentro de la cancha más de lo que quizás se hubiese imaginado. Hace prácticamente cinco años que soy entrenador de formativas, me surgió la posibilidad luego del retiro de poder sumarme al staff técnico de Defensor Sporting, sumado a las formativas de Lagomar, o sea, sigo más o menos vinculado, te diría hasta más tiempo de lo que me andaba a entrenar.

¿Cómo recuerda aquel comienzo, siendo un niño, en Nacional, que lo llevó a estar un mes internado?

En aquel entonces todos hacíamos un poquito de deporte, no era como ahora que la tecnología abarca un montón de cosas. Jugábamos al fútbol, al básquetbol, cuando iba el pelotón en la escuela todo junto, eso era lo lindo. Comencé de muy chico, nueve años en Nacional (que tenía cancha abierta), hasta que tuve un episodio muy grande de asma, de bronco espasmo, que derivó a estar como un mes internado, y ahí vino un poco el tirón de orejas de mi viejo, que fue que o que me tenía que cambiar de equipo o que cambiara de deporte. Mi padre conocía al presidente de Montevideo y se me dio la posibilidad de poder ir y crecer durante todas las formativas. Estuve dos años y pico en Nacional en pre mini.

Fernando "Enano" Martínez.

¿Cómo fue irse a España con solo 18 años para seguir su carrera basquetbolística?

Fue algo que yo también tenía planteado en aquel momento. Logré sacar el pasaporte comunitario y tenía planteados objetivos. Durante toda mi carrera me fui planteando muchos objetivos, siempre altos. Surgió la posibilidad de ir a España para poder seguir creciendo como deportista, como jugador y como persona. De esos 10 meses, seis estuve solo. Estuve tres meses y poco con mi mujer y mis hijos, y después volví a quedar muchos meses solo. Eso también me ayudó en gran parte a crecer como persona y a poder afrontar retos a lo largo de mi carrera.

¿Sufrió en ese momento?

Sí, sufrí un montón. Uno no sufre o no ve las realidades, los que lo chocan de repente en las pequeñas cosas, el día a día, el estar con mis hijos chicos, tenían dos años y Tiago el segundo, meses. Entonces, obviamente que se sufre, pero se crece también y estoy muy agradecido de haber podido tener esa oportunidad con tan corta edad.

Y hoy en perspectiva, ¿cómo ve aquel Fernando de 18 años siendo papá por primera vez?

Duro. Hoy lo veo y pienso que lo hice relativamente bien. Uno quizás tiene algunos dichos que es el mejor padre del mundo. Yo siempre lo dije, para que para mis hijos sea el mejor padre del mundo, yo ya gané. Cada uno tiene su rol dentro de la familia. ¿Lo podía haber hecho mejor? Quizás sí. Pero mal no lo hice. Y siendo padre, con 18 años, mi mujer tenía 17, a los 20 fui papá de nuevo, a los 18 años me fui a vivir solo. Entonces crecí muy rápido. Hoy miro para atrás y veo todo lo que construí, sigo con mi mujer de hace 30 años prácticamente, y mal no lo hice. Quizás no somos la mejor familia del mundo, pero tampoco la peor. Para nosotros somos la mejor y nos queremos mucho todos.

Fernando "Enano" Martínez, exbasquetbolista.

¿Cuál es la diferencia entre ser papá a los 18 y a los 35 cuando llegó María Pía?

Hay una diferencia que es brutal, que es la paciencia. Yo crecí con mis hijos, con los dos hijos (varones) a la par de ellos. Con 18 o 20 años, tenía dos y era prácticamente un niño a esa edad. Después me cayó la sorpresa de que llegó Pía a los 35, casi a los 36. La paciencia es lo que cambia brutalmente. No es lo mismo ser padre a los 20 que a los 35. Si bien yo soy hiperactivo y voy y voy, ya no es la misma paciencia que uno tiene a cierta edad. Y a los 35 hay algunas cosas que molestan. Mis hijos tenían 15 y 13 años, y claro, querían joder todo el tiempo con ella, y la hacían llorar y la jodían. Y yo llegaba de noche colapsado, y a veces les decía, “por favor, paren, no la hagan llorar hoy”, porque era duro el tema de los ruidos y el volver otra vez después de 15 años. Fuimos padres de nuevo 15 años después, cuando uno ya estaba pensando que los chicos ya habían crecido, ya estaban cada uno con su respectiva adolescencia, y cayó este balde de agua fría en ese momento, pero después fue una alegría brutal y toda la casa volvió a vivir de nuevo otra vez.

¿Quién fue su ídolo en el básquetbol?

Mi ídolo fue (Marcelo) Capalbo. No tuve la suerte de poder disfrutarlo como hubiese querido. Ahora es muy fácil, agarrás una computadora y puedo ver cómo cuando juega tal jugador en tal lugar, puedo ver cuántas veces ataca para la mano derecha, cuántas veces para la izquierda. En aquel entonces pude disfrutarlo nada más cuando venía con la selección. Sí me acuerdo que era un apasionado. Si el partido era a las 9 de la noche, iba a las 8, porque quería ver el calentamiento, lo que hacía y siempre fue un espejo en mi carrera, el espejo a seguir. Fue el jugador que en aquella época cambió el básquetbol. Como dicen que yo cambié el básquetbol en esta época un poco más moderna, para mí él fue el estandarte que cambió el básquetbol de una etapa a la otra. Y hasta el día de hoy tengo una amistad brutal con él, ni que hablar con Lucas (su hijo), que también es amigo de mi hijo.

Y a Lucas lo tuvo que enfrentar también.

El viejo era mi ídolo y yo pasé a ser el ídolo de él y esas cosas que tiene el básquetbol que te da dentro de la misma cancha.

¿Cómo sintió eso? ¿Cómo lo vivió?

Bárbaro, porque yo a Lucas lo conozco desde que era así chiquito, desde que se juntaban con mis hijos a jugar. Me sentí viejo porque obviamente compartí con hijos de ídolos míos. Es lo que te decía, jugué hasta los 45 años profesionalmente. Nunca hubiese pensado que esos años hubiesen demorado tanto.

fernando
Fernando Martínez en Malvín marcando a Panchi Barrera

Fernando Martínez en Malvín marcando a Panchi Barrera

¿Qué fue y qué es Malvín en su vida?

Malvín fue una etapa muy importante de mi vida y en mi corazón. Yo creo que la más importante, donde logré y logramos cosas importantísimas. Yo venía de perder una final con Aguada, y al otro año Malvín me fue a buscar con Pablo (López) y el Tano Somma. Después perduro en el equipo prácticamente 11 años. Es un poco atípico en este básquetbol, la calesita de jugadores que van año a año rotando y van cambiando. Estuve muchísimo tiempo y me llevó a jugar prácticamente siete finales en 10 años. Una locura.

Y esa hiperactividad que comenta, lo llevaba también a trabajar en la estación de servicio al mismo tiempo que jugaba.

Sí, siempre lo hice. Después que dejé de estudiar, mi viejo me puso a trabajar al otro día. Obviamente que podía vivir del básquetbol, pero también como tenía hijos chicos quería inculcarle a ellos que yo trabajaba como una persona normal, a los padres y a los amigos de ellos. Yo no quería que le dijeran: “Tu padre, ¿qué hace?”. “Juega al básquetbol”. No, quería que dijeran, “mi padre trabaja en una estación de servicio. Después juega al básquetbol”. Siempre intenté inculcar esa parte, que yo tenía un trabajo igual a cualquier persona normal, más allá que durante gran parte de mi carrera yo podía vivir del básquetbol, pero sin embargo todos los días iba a trabajar.

¿Qué pasa por su cabeza cuando ve la bandera que le hizo Malvín, que dice “Dios es enano”?

Muchas cosas fuertes. No hay palabras. Tengo recuerdos de ese día cuando la desplegaron y la abrieron, que la verdad que se me pone la piel de gallina de pensarlo en ese momento (y muestra el brazo). Yo hablo mucho con mi viejo, quizás no tanto de básquetbol. Mi viejo es una persona diferente quizás a lo de todo deportista, mira el partido en la tribuna visitante, se pone música clásica, él si vos lo ves es un turista, no es hincha de ningún equipo, no emite un gesto, absolutamente nada, y le hago mucho caso a las cosas que dice porque hablamos de la vida y no tanto del básquetbol. Nunca me dijo, “vos fuiste un desastre”, “¿cómo jugaste hoy?”. Nunca, al contrario. Hablamos de todo menos de básquetbol en sí. Me quedo con lo último que me dijo ahora, cuando pasó todo este revuelo, todo lo del retiro, que durante toda mi carrera no fui midiendo. Me dijo: “Quedate tranquilo que algo bien debes haber hecho” y me quedo con eso porque algo bueno tengo que haber hecho para haber generado tanto impacto en toda la gente.

fernando
Fernando Martínez defendiendo la camiseta de Goes

Fernando Martínez defendiendo la camiseta de Goes

¿Y eso lo emociona?

Sí, obviamente. Gran parte de mi carrera jugué porque sé que a mi viejo le apasiona verme jugar. Quizás por eso fue que estiré tanto. A mi hermano también le encanta.

¿Cómo define a Pablo López?

Es duro. No hay una palabra para definirlo. Es un loco lindo, es un loco duro. Todo el mundo me habla cómo lo soporté 10 años y dos de formativas, que tuve también la suerte de tenerlo en formativas, porque ahí me dio un montón de cosas, de herramientas cuando estaba en Montevideo, cuando recién arrancaba. Pero es un loco duro de llevar, es un tipo que es muy apasionado en lo que hace. Entonces se te hace muy difícil poder convivir con él día a día. Hay muchos jugadores que los colapsa. Durante 10 años lo tuve de corrido y uno aprende a convivir y a poder llevarlo. Pero es un tipo totalmente sano que quiere siempre lo mejor para el equipo y eso es muy valioso.

¿Cómo describe su pasaje por la selección uruguaya?

Bien, personalmente fue un pasito más que di, un objetivo más que me tracé durante mi carrera. Cuando era chico siempre se rumoreaba que había un enanito que jugaba bien, pero bueno, era en las formativas. Después que había un enano que andaba bien, pero bueno, era Segunda división, que debuté con 16 años en Montevideo. Después el enanito jugaba bien en la Liga Uruguaya, pero a nivel Sudamericano era muy chico. Todos esos obstáculos, esas cosas que se decían, yo las usé siempre como incentivo, por tener una competencia interna conmigo para demostrarme que yo podía. O sea que logré el objetivo de poder estar en la selección y poder competir. Estuve muchísimo tiempo en la selección, ganamos cosas importantes y de las otras, perdimos también cosas importantes. Pero fue un logro para mí, fue un obstáculo también que logré sortear y fue una competencia interna que tuve también durante toda mi infancia y parte de la adolescencia de poder llegar al lugar que me tracé.

Fernando "Enano" Martínez y su mascota.
Fernando Martínez jugando con su perro

Fernando Martínez jugando con su perro

Pasó buenas como, por ejemplo, ganar la medalla de bronce en Rio de Janeiro en el Panamericano, pero también cuando se quiso ir y se fue de la selección.

Sí. Ahí hubo un problemita porque yo me quebré el codo antes de viajar al Sudamericano antes de viajar y la noche previa al viaje, que era el cumpleaños de Tiago, me acuerdo como si fuera ahora. Caí en el final en la práctica, me rompí el codo. Estaban todos esperándome en mi casa porque al otro día viajábamos para el Sudamericano, mi mujer se iba 15 días a México de vacaciones con la madre. Yo no iba a estar esos 15 días. Salió todo lo de la operación, el conflicto que trajo la selección con Malvín mismo en un momento, hubo muchas rapideces y algunas cosas que no voy a traer ahora, pero que se manejaron mal en ese entonces. Al otro año yo tenía que jugar de nuevo, pero me tenía que operar en el codo porque tenía un sharklas que me quedó acá y todavía lo sigo teniendo porque no pudieron sacarlo ya que no había soldado la fractura.

Y ahí fue que se fue.

Después yo ya no quise estar más en la selección porque no me sentía con esa energía que debería estar para poder formar parte. Salió todo el revuelo acá que me querían poner como ficha extranjera. Volví a jugar de nuevo en ese momento y después ya había estado unos cuantos años y tuve la suerte (suerte entre comillas) de que (Pablo) López era el entrenador, y le pedí por favor que no me citara, porque ya entendía que había cumplido mi ciclo. Ya había estado unos cuántos años y venía una camada nueva atrás que había que darle lugar. Entonces hablé con López y me dijo: “Vos te lo ganaste”. “Sí, yo me lo gané, pero te estoy pidiendo que no me cites, porque ya está, damos a darle lugar a lo que vienen atrás”. Pero me quedo con las cosas buenas.

Como ver a la bandera uruguaya en el podio, por ejemplo.

Eso fue increíble. Ver la bandera en el podio del Panamericano, fue algo increíble, y más por cómo se dio el partido ese. Fue una locura todo lo que se dio, el cachetazo del Talla (Sebastián) Izaguirre, forzando el alargue. Fue algo divino. Y ganarle a Argentina cuando íbamos 20 (puntos) abajo el primer tiempo. La verdad que fue increíble, hicimos un partido redondo.

martinez le bron
Fernando Martínez marcando a LeBron James cuando la selección uruguaya enfrentó a Estados Unidos en el Preolímpico de Las Vegas 2007

Fernando Martínez marcando a LeBron James cuando la selección uruguaya enfrentó a Estados Unidos en el Preolímpico de Las Vegas 2007

Y el Preolímpico aquel que enfrentaron a (Dwyane) Wade, a Kobe (Bryant), a LeBron (James), ¿qué recuerda de eso?

Divino. Es para sentarse y ponerse a hablar de anécdotas porque fue una locura. Hablamos con el cuerpo técnico porque sabíamos que Kobe, LeBron, Wade, todos iban a jugar el primer tiempo y no iban a jugar más. Entonces la consigna era todo disfrutar el partido. Poder estar todos en cancha en el primer tiempo sabiendo que el segundo tiempo se iban a bañar e iban a estar afuera. Y fue lo que pasó. La verdad es que ellos se portaron muy bien, demasiado bien. Terminó el partido, fuimos al vestuario y los saquearon a todos, les sacaban las cosas. Tengo los mejores recuerdos de ese partido, de poder estar compartiendo la cancha con esas figuras, que las vemos por televisión, y después cómo se comportaron en el vestuario, porque la verdad que fueron abiertos a sacarse fotos con todos. Fue divino.

Kobe era muy abierto, ¿verdad?

Kobe la verdad que era espectacular. Me acuerdo que me saqué una foto y lo tuve como 15 minutos abrazado y no lo soltaba, hasta que llegó un momento y me miró como diciendo, “ya está”. Y lo solté, pero lo tuve como 15 minutos abrazado (se ríe).

¿Por qué Uruguay no va a los Juegos Olímpicos desde 1984, a un Mundial desde 1986, por qué ganó la última vez un Sudamericano en 1997? ¿Qué explicación le encuentra a eso?

Son muchos los factores. No hay una sola explicación por qué no vas a unos Juegos Olímpicos, a un Mundial, por qué no ganás a un Sudamericano. Ahora se ha mejorado bastante. En aquel entonces, cuando me tocó estar en la selección, no teníamos cancha de entrenamiento, de repente no teníamos ropa para entrenar, siempre las selecciones son en invierno y no había agua caliente. Era una locura. Ahora se ha mejorado un montón y en base a infraestructura, a jugadores que quieran venir a jugar desde el exterior, tenemos que tratar de sumar de todos lados para lograr tener el mayor potencial posible. Y así y todo nos va a costar y nos está costando en esta nueva etapa. Pero pienso que es el camino. Poder convencer a todos los que están en el exterior, poder darle la mayor de las herramientas para disputar esas cortas prácticas que hay. Gestionando un poco esa parte podremos llegar a obtener frutos a corto o largo plazo, veremos eso.

¿Y al básquetbol uruguayo cómo lo ve?

En teoría se ve bien. En esta etapa que nosotros hemos competido con Sporting a nivel sudamericano, le hemos ganado a los equipos de Brasil, hemos perdido con los equipos de Argentina, le hemos ganado a los equipos de Ecuador. A nivel sudamericano pienso que estamos bien. Después, obviamente, el básquetbol tiene lógica, hay equipos que aportan más dinero. El básquetbol es un deporte de lógica, le podés ganar una noche sí, pero a la larga el que pone más, obviamente con los extranjeros, son los que van a terminar defendiendo la liga. Entonces ahí es un poco donde yo veo que está mal barajado. Hay equipos que cuentan con un presupuesto acá arriba y hay otro que está por acá (hace un gesto más abajo) viendo si puede llegar a competir cinco meses pensando en quedar eliminado, pero no descender para no pagar más. Entonces, esa balanza es la única que no comparto y que no me gusta para nada.

Fernando "Enano" Martínez, exbasquetbolista.

Cuando todavía jugaba al básquetbol, ¿cómo lidiaba con las frustraciones?

Con crecimiento, los años, es duro. Cuando perdí el primer campeonato, caí en un pozo depresivo que no entendía por qué. En aquel entonces no se hablaba tanto de la salud mental, estamos hablando de hace muchísimo tiempo atrás. Inconscientemente yo caí en un pozo depresivo que estuve dos semanas, que no salía a la calle, que no quería hablar con mi mujer, con mis hijos, no entendía por qué había perdido una final si yo había hecho todo para ganarla. Me costó entender que otros tienen las mismas chances que yo de poder ganarla, otros entrenan igual o más que yo para poder ganarla, y eso me costó un tiempo poder aprenderlo. Y es lo que trato de remarcar cada vez que voy a unas charlas informativas, que aprendamos de la derrota, que no lo vivamos como algo que está mal. Las derrotas te ayudan a crecer, es parte del proceso, pero uno en esa instancia cuando es joven no logra discernir que está bien y lo que está mal. Entonces se complica esa etapa. Hay que permitir equivocarse, permitirse perder, para después volver con más ganas. Yo tuve la suerte, como te decía, de perder una final, pero jugar otra al otro año. Hay jugadores que juegan 15 años al básquetbol y no tienen la chance de jugar una final. Mucho menos de ganarla. Me gusta mucho el dicho “muchos jugadores tienen la chance de saber lo que se siente tirar la última, pelota, pero muchos menos son los que tienen la chance de sentir lo que es embocar la última bola”. Entonces es parte del proceso y hay que permitirse eso. Después va en cada uno cómo logra superar esos obstáculos, los años te van dando esa sabiduría. Ahora está mucho más hablado el tema de la salud mental y todo lo que eso lleva. Pero es parte del proceso: perder, equivocarse, seguir.

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Fernando Martínez dialogando con Leandro García Morales previo a un Goes-Aguada

Fernando Martínez dialogando con Leandro García Morales previo a un Goes-Aguada

¿Y salió solo o alguien lo ayudó a salir de ese pozo depresivo?

Solo. Siempre fui cabeza dura, siempre fui terco. Eso fue una de las cosas por la cual siempre pienso que salí adelante. Cuando me fui de Malvín a Goes, se hablaba como que el Enano ya estaba en las últimas, y volví a resurgir de nuevo. Después me fui para Pando, ya el Enano venía sin jugar en Goes el último año porque no me habían puesto por problemas quizás con el entrenador. El Enano ya no venía a jugar. En Urupan tuvimos dos temporadas divinas, y volví. Entonces siempre fui de cabeza dura, en ese aspecto soy terco y me he forjado en base a las experiencias que tuve.

Ya que habla de Goes, ¿qué significa que ese club haya retirado la camiseta con su nombre después de su retiro?

Una alegría enorme también porque yo estoy muy identificado con Goes, mis hijos son hinchas, mi mejor amigo, mi hermano, es fanático de Goes, y los hizo hinchas. Inclusive está la anécdota de que yo iba a jugar con Malvín y mis hijos estaban en la hinchada de Goes. Increíble. Fue el primer club que me compró en formativas en aquel entonces, me dio la chance de poder salir y jugar a Primera y luego volví con 36 años casi, estuve cuatro o cinco temporadas y el cariño de la gente desde que llegué fue brutal. Y con esto que retiraron la camiseta luego que yo anuncié mi retiro, me tomó por sorpresa. Poder vivir eso de un equipo en el cual estuve tan poco tiempo y tampoco ganamos cosas importantes, porque tampoco es que gane un campeonato, me cayó como una sorpresa demasiado grande. Al otro día levanté el tubo y llamé al presidente, a Jorge Cibreiro, que tengo una relación excepcional, agradeciéndole. Es lo que te decía, uno no va midiendo el impacto que va generando hasta que llega y es brutal.

Marcelo Decaux, Fernando "Enano" Martínez.
Fernando Martínez recibió a Referí

Fernando Martínez recibió a Referí

¿Cómo describe a la felicidad?

Momentos. La felicidad son momentos. Varía dependiendo de la persona. La felicidad es estar acá en mi casa con mi familia. También mi felicidad es estando en la cancha de básquetbol y no ganando. Son momentos que cada uno tiene. La felicidad varía dependiendo de la persona. Para unos la felicidad pasa por un lado, para otros por otro lado. Cada uno tiene que buscar la felicidad. ¿Qué es lo que le hace bien? ¿Qué es lo que le hace bien estar contento? Obviamente que todos somos personas y tenemos momentos malos, buenos y no tan de los buenos. Pero deberíamos buscar la felicidad en las pequeñas cosas. En lo que a uno lo llena realmente. Cada uno tiene que buscar la felicidad interna y hacer lo que a uno lo hace feliz.

Gracias a su enorme carrera, tuvo muchos momentos hermosos en el básquetbol. Si tuviera que elegir uno, ¿cuál elegiría?

Es bravo elegir uno. Tuve muchos momentos. Son 30 años, casi como profesional. Yo pienso que cuando gané el campeonato, el primer campeonato. Pero también pongo la balanza y la primera vez que debuté con 15 años, en Primera. Son muchos, son picos de momentos. Difícil quedarme con uno. La medalla de bronce en los Panamericanos. El perder también algún campeonato. Tengo el recuerdo más vigente de cuando perdí. Son los recuerdos que no me los puedo borrar. Quizás no me acuerdo de algún festejo, porque cuando gané el primer campeonato, sí, obviamente, un furor, una euforia. Duró cinco o seis días. Después, el segundo campeonato, al otro día estábamos entrenando, y queríamos ir por más. Entonces, tengo más latente, más vigente, los campeonatos que perdí que los que gané.

¿Se arrepiente de algo?

De nada, la verdad que no me arrepiento de nada. Quizás una cosa, ahora que me lo nombrás. Cometí el error en mi carrera que cuando hubo un partido de traer a Peñarol, nos sacamos una foto con un inflable que estaba en el estadio y ahí cometí el error. El que me conoce es sabe que no sé absolutamente nada de fútbol y me saqué la foto pensando que era normal. Fuimos todos a sacar una foto. No medí las consecuencias que podía traer el impacto también con la gente del fútbol, que es totalmente diferente al básquetbol. Yo, de repente, se está jugando la final de la Champions y estoy durmiendo la siesta. No sé si es la final de la Champions, no me interesa. Y bueno, en ese momento me saqué esa foto y la verdad que me arrepiento sí. Porque si bien pedí perdón y todo, y me han hecho saber que sobre todo los equipos, en este caso fue el Club Nacional de básquetbol, inclusive yo había nacido en el equipo jugando. Cometí el error y me arrepiento de eso porque fue un error que cometí sin pensarlo.

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