Cientos de hinchas de Peñarol se vieron afectados por la organización del partido que lo enfrentó con Racing por la revancha de los octavos de final de la Copa Libertadores.
Racing, equipo local y organizador de un evento reglado por normas de Conmebol, sobrevendió el sector que debían ocupar los hinchas de Peñarol lo cual generó varias complicaciones.
Racing le dio a Peñarol 4.300 entradas para sus hinchas, en reciprocidad con la cantidad de boletos que los aurinegros le dieron para el partido de ida que se jugó el martes 12 de agosto en el Estadio Campeón del Siglo.
Sin embargo, el sector que se le dio a los hinchas de Peñarol en el Estadio Presidente Perón, el Cilindro de Avellaneda, apenas tenía capacidad para 3.800 personas.
Cerca de 300 hinchas de Peñarol llegaron sin entradas a Argentina y varios fueron estafados porque se les vendió entradas con códigos QR que ya habían pasado por los escaners.
Eso ya dejó a varios parciales aurinegros afuera del estadio de Racing.
Pero entre todos los que fueron llegando a partir de la hora 16.00 al estadio (el partido comenzaba 21.30) las menguadas instalaciones que les dieron se fueron abarrotando. Las escaleras se llenaron y todo el espacio quedó ocupado cuando aún quedaban por ingresar a la tribuna muchos parciales.
Todo esto se hizo violando el Manual de Competiciones de Conmebol, que exige un montón de requisitos que después, en la práctica, quedan aplastados por la forma en que se vive el fútbol sudamericano, donde los hinchas comunes terminan siendo afectados.
Fue por eso que muchos hinchas de Peñarol, alrededor de 200, tuvieron que seguir el partido dentro del estadio, viéndolo por celulares y sin poder acceder a la tribuna, que estaba colmada.
Hubo gente que sufrió episodios de asfixia y desmayos lo que llamó la atención de los propios hinchas a tomar recaudos y evitar empujones que pudieran provocar una tragedia por aplastamientos en las gradas.