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25 de agosto 2024 - 5:00hs

Con casi ningún cabo suelto por atar, las alianzas parlamentarias en el Frente Amplio confirman que casi nadie “cruzó el charco” después de las internas. La elección de junio polarizó los alineamientos políticos de la izquierda entre Yamandú Orsi y Carolina Cosse; con la fórmula ya instituida, los equilibrios se mantuvieron en la ingeniería electoral para octubre.

Todos los sectores que respaldaron a Orsi comparecerán juntos bajo un mismo sublema, con el MPP como columna vertebral. Dentro de este arco diverso, al que los dirigentes denominan el “orsismo” para ahorrar una larga enumeración de nombres, esperan conseguir entre 10 y 11 senadores.

La 609 de José Mujica calculaba ganar entre seis y siete bancas en el Senado; el primero es la estimación más “conservadora” y supondría la misma cantidad de senadores que el espacio tuvo durante los gobiernos frenteamplistas; el segundo es visto como un objetivo realizable dado el envión arrollador de las internas. Pero nada de eso contemplaba aún el "terremoto político" que puede generar la incorporación de Blanca Rodríguez a la nómina, una jugada gestionada con hermetismo desde la chacra de Rincón del Cerro y que recién trascendió en los últimos días a través del semanario Búsqueda.

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El gran aliado bajo ese paraguas es la Convocatoria Seregnista-Progresistas, bloque encabezado por Mario Bergara para nuclear en una misma lista a los principales sectores de la socialdemocracia. Los seregnistas dan por descontado que mantendrán los dos escaños que ya tiene Fuerza Renovadora en el Senado (Bergara y Liliam Kechichian) y se abocaron en las últimas semanas a tejer todos los acuerdos posibles para blindar la elección de su tercer candidato.

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Yamandú Orsi y Mario Bergara en el acto del 26 de marzo
Yamandú Orsi y Mario Bergara en el acto del 26 de marzo

Esa banca reviste un valor simbólico especial: sería asumida por el actual senador José Carlos Mahía, quien tomó la posta de Danilo Astori en la conducción de Asamblea Uruguay. Desde su fundación en 1994, el sector ha tenido representación en la cámara alta al traccionar el caudal de votos astorista. Tras el fallecimiento del líder, fuentes frenteamplistas reconocen a El Observador que “la banca está en disputa”.

Desde Convocatoria confían en que los acuerdos con el MPP en siete departamentos, la alianza nacional con la 939 –a la que conceden la segunda diputación en Canelones por su importante votación en ese departamento–, más las acuerdos en Soriano y Colonia –con dirigentes locales acumulando votos para el Senado de la 95– les asegurará la línea de tres.

Como “tercera pata” del “orsismo” se posiciona el Senado común entre El Abrazo –encabezado por la actual diputada Cristina Lustemberg– y la histórica Vertiente Artiguista. Los dos mantendrán sus respectivas marcas –la 949 y la 77– pero con la misma fórmula: Lustemberg primero y segundo Edgardo Ortuño, dirigente de larga data en la Vertiente que viene de ser director en OSE por la oposición. Dirigentes del espacio dan por hecho que tienen los votos suficientes para la banca propia, pero admiten que no tienen garantizado al segundo senador.

Tal como informó Búsqueda, la 609 del MPP se encamina a resolver un “reaseguro” en el cuarto lugar al Senado para esta tercera pata del orsismo. Fuentes de El Abrazo explicaron a El Observador que el esquema permitirá a Ortuño (Vertiente Artiguista) asumir esa banca en caso de que el espacio no alcance los votos para los dos senadores. La Vertiente, sector histórico al que perteneció Mariano Arana y que hoy integra Fernando Pereira, fue la primera en hacer público su respaldo a una precandidatura de Orsi.

Bancas en disputa

La distribución de bancas a través del método D’Hont es difícil de predecir: el sistema de restos puede abrir la puerta a ganar un senador con bastante menos de 70 mil votos –el aproximado de lo que cuesta cada banca–, pero la confluencia de tantos aspirantes en el sublema puede llevar a que los restos terminen siendo demasiado altos.

Dentro de este paraguas también apostarán a pelear por su representación la 933 del intendente salteño Andrés Lima, la 76 que postula al exdirector de OPP Álvaro García y la 711 que encabezará el hoy diputado Felipe Carballo. Todos ellos negocian por estas horas con agrupaciones menores que les permitan –aunque con menos chances– arrimarse lo más posible a los 70 mil votos.

Por poner un ejemplo, García anunció candidaturas a diputados en Soriano y Paysandú para acumular a su Senado; una gran apuesta de esta lista 76 es que Christian Di Candia logre salir electo como representante por Montevideo. La 711 de Carballo, por poner otro ejemplo, acordó una suplencia a diputado en la 609, al tiempo que marcará sus propios votos para las dos cámaras.

Mayorías parlamentarias

La última encuesta de Factum proyecta que si el Frente Amplio gana el balotaje en noviembre está en condiciones de tener mayoría en el Senado, aunque quedaría a tres bancas en Diputados. Por su parte, el director de Equipos Consultores, Ignacio Zuasnábar, declaró a Búsqueda que con sus últimos datos “es perfectamente razonable” que la coalición izquierdista “esté mirando con ilusión la posibilidad de acceder a la mayoría parlamentaria”. El propio Orsi afirmó en Tranqueras que es “esperable alcanzar las mayorías parlamentarias”, según consignó La Diaria.

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Archivo, Cámara de Senadores

Archivo, Cámara de Senadores

Las estimaciones anteriores –todas ellas ratificadas a El Observador por quienes participaron en las negociaciones– responden a un escenario de mayoría absoluta en el Senado.

Del otro lado, buena parte de quienes soportaron la precandidatura de Cosse presentaron esta semana su sublema “Unidad para la esperanza”. Bajo ese paraguas se postulan dos listas al Senado: la 1001 del Partido Comunista y aliados, y La Amplia con la propia Cosse a la cabeza.

“El sublema técnico en general muchas veces no necesariamente dura más allá de las elecciones. Nosotros queremos que sí, un espacio que logre desarrollar una autocrítica en la práctica, porque el nivel de fragmentación del FA fue muy alto (...). Esto intenta también articular sensibilidades dentro del FA”, dijo el senador Óscar Andrade en Desayunos Informales.

El “Boca” ha conminado más de una vez a “no esconder el programa” ni a “debilitar” la propuesta de la izquierda, mientras desde ese bloque emplean a menudo la muletilla de que “no solo se trata de ganar el gobierno”, sino “para qué”.

Fuentes comunistas transmitieron que calculan obtener entre cuatro y cinco bancas con todo el sublema: Andrade, Constanza Moreira (Casa Grande) y Juan Castillo por la 1001, uno o dos escaños por La Amplia; más la incertidumbre de si se incorporará a ese paraguas el Partido Socialista, que busca blindar un Senado que ostenta desde el retorno a la democracia.

Gobernabilidad

No hay dirigente que durante las negociaciones no haya contemplado un escenario de polarización entre los dos grandes sublemas. Si bien en el MPP reafirman que “todos hablan con todos”, que sus pactos responden al armado de un “sublema técnico” sin más fin que el de acumular votos, fuentes de todo el “orsismo” dijeron a El Observador que una clave de las conversaciones internas ha sido la de garantizar la “gobernabilidad” a un eventual gobierno de Orsi.

De hecho, los sectores no prevén hacer un lanzamiento público del sublema, como sí lo hicieron comunistas y cossistas. Tanto desde Convocatoria como desde El Abrazo y la Vertiente remarcan que el paraguas “no tiene condiciones de ser un espacio político” dado el interés de sus integrantes de mantener cada uno su “perfil".

Pero sus dirigentes sí hacen algunas apreciaciones en función de la bancada que busca asegurar el otro sublema. “La cercanía con el MPP se fundamenta en darle gobernabilidad a Yamandú”, justifican desde Convocatoria. “Es un sublema técnico –y además vamos a competir en 12 departamentos grandes, incluidos Montevideo y Canelones–, pero hay componentes políticos para dar gobernabilidad”.

La interpretación de una bancada que "le ponga el pecho a las balas" rige para afuera, con una oposición que tendría a dirigentes de la talla del hoy presidente Luis Lacalle Pou –que encabezará varias listas pero con la duda de si asumirá en la cámara alta–, el candidato blanco Álvaro Delgado y el colorado Pedro Bordaberry… pero también puertas adentro del Frente Amplio.

Mario Bergara ha sido categórico al arremeter contra un “gobierno en disputa” dentro de la izquierda. El expresidente del Banco Central explicitó ese concepto cuando firmó con Orsi un compromiso para él bajar su precandidatura y respaldarlo en las internas. Uno de los argumentos centrales de Bergara a su militancia para alinearse con el MPP fue que ha tenido “diferencias sistemáticas” con comunistas y socialistas.

Más tarde, en un acto que ambos compartieron en el Platense Patín Club en junio, el senador sostuvo que “jugar a los dos equipos económicos y a los gobiernos en disputa es lo peor” que “puede pasar”, y deseó que hayan “aprendido la lección”.

Otra lectura en boca del “orsismo” –aunque “nadie lo ha explicitado” en las negociaciones– es que un bloque de diez senadores los acerca a la mayoría de dos tercios necesaria al interior de cada bancada para laudar los temas. Esa correlación de fuerzas reviste especial interés cuando se tratan proyectos sensibles que de antemano tendrán la negativa de la oposición.

Con chances reales de volver al poder, nadie en el Frente está dispuesto por estas horas a antagonizar públicamente con los compañeros.

En tiempos de campaña pasan a un segundo plano las diferencias que ya han operado durante los gobiernos frentistas: no faltaron los reclamos de “giros a la izquierda”, pedidos de dilucidar el debate con “las concepciones neodesarrollistas de la izquierda”, pujas por incrementar el gasto, muros pintados, posiciones desafiantes ante proyectos del Poder Ejecutivo y hasta pedidos de renuncia.

En este punto sí es justo aclarar que todos los sectores en algún momento de la historia han trancado duro contra su gobierno y que nunca las tensiones llegaron a quebrar la lealtad a la ya cincuentenaria unidad frenteamplista.

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