“Este equipo me representa mucho y tuvo mucho que ver con el de la copa”. Así de conciso fue el resumen de lo que fue el partido de Peñarol en la voz de su técnico, Mauricio Larriera, una vez que le ganaron a River con una gran producción futbolística en lo que fueron los mejores 45 minutos del equipo en todo el Torneo Apertura, ese que ya se fue y por el que desde ahora suma pensando en la Tabla Anual aunque falte mucho.
Es un buen resumen del entrenador carbonero. Porque Peñarol pisó a su rival en el primer tiempo, no lo dejó pensar, lo aniquiló con un pressing asfixiante cuando intentaba salir del área, y lo terminó de maniatar del todo con sus dos goles, el segundo, un golazo de gran factura técnica.
Peñarol demostró la importancia que tienen las sociedades en el fútbol, saber encontrarse en pared, engañar al rival con amagues, picar en velocidad y asfixiarlo en la salida.
En este fútbol uruguayo tan, pero tan irregular, en el que en un parido se puede jugar muy mal y en el otro, mostrar la cara opuesta, el equipo de Larriera supo mostrar su mejor cara y por eso dijo que lo representa.
Con las importantes ausencias de Walter Gargano y Jesús Trindade -nada menos que el doble 5 titular del equipo- Peñarol supo cómo superar a un adversario que venía muy bien en el torneo como River.
Los puntos más altos fueron sus dos grandes figuras proyectadas a futuro, los dos que cuentan con una cláusula de rescisión de US$ 20 millones cada uno, los que se conocen de memoria y son amigos fuera de la cancha: Facundo Torres y Agustín Álvarez Martínez. El Cuervo y el Canario, en la intimidad.
Entre ambos, se vio una exhibición de juego colectivo, de llegadas. También dejaron buenos controles, desenfado y dinámica. Por algo son el futuro del club y por algo, seguramente Torres se pueda ir al fútbol del exterior en menos de un mes. Los dirigentes aurinegros lo tienen casi asumido.
Así como Larriera resumió muy bien con una frase corta lo que sintió de este rendimiento de Peñarol, estos dos juveniles resumieron en una obra de arte cómo hacer un gol ante tanta marca. Torres-Canario-Torres-golazo.
Facundo encaró de zurda por derecha, tocó para Agustín -quien se la devolvió con un tacazo largo, como de 15 metros- y el numero 10 definió de primera, abajo, al ángulo inferior izquierdo de Salvador Ichazo. Ese fue el resumen del partido y de ese primer tiempo soñado que Larriera buscaba con ansiedad.
Ese Peñarol del primer tiempo, el que llenó los ojos, demostró que, sobre la equivocación de uno, puede estar (y estuvo) la vocación ofensiva del otro.
Para ello, fue fundamental -otra vez- un futbolista que tiene una gran regularidad y equilibrio en el equipo. Ese es Agustín Canobbio, el revulsivo que necesitaba Larriera para abastecer en ofensiva.
Tanto él como Torres funcionaron como extremos por ambas puntas, pero no se limitaron a mantenerse exclusivamente en un andarivel. Eso es el fútbol moderno: jugar por todo el frente de ataque y no parado en cierto lugar de la cancha.
Pablo Ceppelini también es un buen actor para una película que no es de terror, como no hace tanto -por eso se escribía de la irregularidad del fútbol uruguayo-, sino que es de las que apuestan por un público masivo, con un buen guion.
Esa cara que mostró Peñarol en los primeros 45 minutos, invitan a soñar a su técnico y a sus propios futbolistas, cuando están a 10 días de una gran final de ida en Lima ante Sporting Cristal por la Copa Sudamericana.
Con Torres y Álvarez Martínez al 100% de sus posibilidades, moviendo el amperímetro para donde ellos quieren, Peñarol es otro. Mucho más agresivo con pelota, con mayor llegada y sorpresa, que redunda en una notable producción ofensiva.
Fueron dos goles en esos 45 minutos, pero pudieron haber sido al menos dos más. Los zagueros de River no sabían cómo y a quién marcar. Estos dos protagonistas les hicieron las cosas muy difíciles.
Tanta fue la diferencia que, en el complemento, el equipo de Larriera desaceleró, bajó las revoluciones, casi que se olvidó del arco de enfrente. Se dio cuenta que el rival no podía, que con lo hecho en la primera mitad, alcanzaba.
Esa intensidad mostrada por Peñarol fue el diferencial. La manera en la que Torres y Álvarez Martínez potenciaron a su vez a sus compañeros, fue otro punto altísimo del equipo.
Fueron tres puntos necesarios para la Tabla Anual, esa a la que aún le falta mucho para saber quién la ganará. El Apertura, se sabe, ya no corre para los aurinegros. Pero todos las unidades son importantes después de un torneo en el que no salieron las cosas. Al menos, en esos 45 minutos contra River, Peñarol se exhibió con sus dos grandes esperanzas.
Peñarol 2-River Plate 0
Cancha: Estadio Campeón del Siglo
Juez: Antonio García.
Peñarol: Kevin Dawson; Giovanni González, Carlos Rodríguez, Gary Kagelmacher, Valentín Rodríguez; Damián Musto, Agustín Álvarez Wallace; Pablo Ceppelini, Facundo Torres; Agustín Canobbio y Agustín Álvarez Martínez. Director técnico: Mauricio Larriera.
River Plate: Salvador Ichazo; Nicolás Rodríguez, Robert Herrera, Guzmán Rodríguez, Facundo Bonifazi; Gonzálo Nápoli, Marcos Montiel, Luciano Boggio, José Neris; Thiago Borbas y Matías Arezo. Director técnico: Gustavo Díaz.
Cambios en Peñarol: 80' Maximiliano Pereira x V. Rodríguez, 86' Cristian Olivera x Torres, 89' Nicolás García x Álvarez Martínez
Cambios en River Plate: 45' Facundo Boné x Neris,74' Adrián Leites x Boggio, 83' Nicolás González x Borbas y Juan Quintana x Montiel, 88' Tiago Galletto x Nápoli
Goles: 17' Álvarez Martínez (P) y 31' Torres (P)
Tarjetas amarillas: C. Rodríguez, Musto (P) y G. Rodríguez, Borbas, Montiel (RP)
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