El Torneo Apertura ya es historia para Nacional. El experimento de Ricardo Zielinski no funcionó y después de siete fechas, la dirigencia intentó enderezar el rumbo con la contratación de Álvaro Gutiérrez. Pero no hubo caso. Agarró el equipo a cinco puntos de Peñarol y nunca pudo descontar esa ventaja que este lunes se puede estirar a siete unidades si el aurinegro, ya campeón, le gana a Racing por la 14ª fecha del certamen.
"Lamentablemente perdimos la posibilidad de este campeonato, pero no fue que el campeonato lo perdimos en esta cancha, porque esta es una cancha muy difícil contra un rival muy difícil también", expresó el Guti tras empatar este domingo 2-2 contra Defensor Sporting en el Franzini.
Parte de razón tiene. El equipo perdió el campeonato con los nueve puntos que dejó Zielinski quien demostró enormes carencias de conocimiento del plantel propio, del particular medio uruguayo y también de los rivales.
Con Zielinski |
Liverpool 2-1 |
Cerro Largo 0-0 |
Plaza Colonia 1-2 |
Racing 3-1 |
Cerro 2-2 |
Boston River 3-1 |
Deportivo Maldonado 0-0 |
57,14% |
Con la llegada de Gutiérrez, Nacional mejoró automáticamente. Desde el discurso simple del DT, con su forma de manejar Los Céspedes, priorizando el cero en el arco (hasta este partido ante los violetas solo le había marcado goles Peñarol por el torneo local) y dándole libertad a los talentos para resolver los partidos, el tricolor se puso en carrera.
Con Gutiérrez |
River Plate 3-0 |
Peñarol 0-2 |
Danubio 0-0 |
Fénix 4-0 |
Wanderers 1-0 |
La Luz 3-0 |
Defensor Sporting 2-2 |
66,60% |
Pero Peñarol no aflojó. Y es un justo campeón. La diferencia estuvo en el clásico donde el fútbol que pregona Alfredo Arias puso al descubierto las rústicas formas de Gutiérrez, formas que igual le fueron eficaces para conquistar los Uruguayos cada vez que los dirigió con Nacional.
Con su simpleza, Gutiérrez logró darle fortalezas a Nacional. El equipo creció exponencialmente en lo anímico y se plantó a nivel internacional mostrando la cara más competitiva del fútbol uruguayo.
Ganó partidos agónicos (Metropolitanos en Venezuela, DIM en el Parque, Wanderers en el Viera e Inter en Porto Alegre) y siguió a tiro en el Apertura, y por consiguiente, en la proyección de la Tabla Anual.
Pero el Apertura se le terminó escapando. Peñarol lo ganó por mejor. Y Nacional falló ante Defensor Sporting donde no suele fallar: en la planificación de su entrenador y en su ejecución de los cambios.
El tricolor jugó en modo Copa los primeros 30'. Con Diego Zabala enchufado y Franco Fagúndez con destellos de su enorme calidad. Obligó a Matías Dufour a ser figura prematura, metió una pelota en el palo y se puso en ventaja con gran definición de Fagúndez tras un horror defensivo de Yeferson Quintana.
Pero inmediatamente al gol, cedió terreno y pelota. Jugó a refugiarse y empezó a preparar el partido para matarlo de contragolpe. Primer gran error.
Después Gutiérrez le erró feo en los cambios.
A los 64', con 2-1 freso, se dio el lujo de sacar a Juan Ignacio Ramírez y a Franco Fagúndez juntos.
Fagúndez venía de jugar solo 27 minutos contra Inter. Y es el jugador más desnivelante del plantel. Ramírez había hecho un gran primer tiempo y ya recuperó su toque goleador.
Marcos Montiel, relevo de Yonathan Rodríguez al mismo tiempo, entró muy mal.
Sobre el cierre, cuando Defensor Sporting lo había empatado y con un imponente trajinar por derecha de Juan de Dios Pintado y excelentes ingresos de Leandro Barcia y Álvaro Navarro había volcado la balanza a su favor, Gutiérrez apostó por Gastón Pereiro cuando está en un nivel donde le cuesta mucho meterse en los partidos. Ahí sacó a Federico Martínez, que en trámites parejos es un jugador que nunca debería salir nunca porque es el que tiene mejor uno contra uno del tricolor. Además, Manuel Monzeglio entró por Diego Zabala y terminó colocándose como extremo izquierdo, una posición ajena a su naturaleza.
¿Resultado? Defensor Sporting lo terminó pasando por arriba a partir de ese minuto 80 y en los 8' que adicionó Leodán González.
Sin embargo, un gol anulado por un offside de esos milimétricos y un claro penal no cobrado privaron al violeta de llevarse un merecido triunfo.
Donde menos incidencia tiene un entrenador es en la ejecución individual de sus jugadores.
Sergio Rochet, que venía enorme de Brasil, volvió a dar una imagen dubitativa, sin salir a imponer presencia en el área y sin realizar grandes atajadas.
Camilo Cándido cerró con la pierna inhábil como un principiante en ocasión del gol del empate y se hizo un autogol con aire a bloooper. Además, en el gol de Barcia solo le faltó aplaudir. En el primer tiempo pasó al ataque y sacó un centro demasiado alto y falto de dirección. Está en un año bajísimo, aunque contra Inter había crecido mucho en el correr del partido.
Diego Polenta, enorme ante Inter, falló estrepitosamente en el segundo gol, con una quietud inexplicable.
El equipo extrañó sobremanera al argentino Fabián Noguera, suspendido, y terminó desarmado, estirado, vulnerable y sin ideas.
Hay mucho para trabajar en el fondo de casa a pesar de que la fachada internacional tiene una pinta bárbara.
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