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Las contradicciones de Uruguay: el dolor de lo que se ve y las chances reales que tiene para ir al Mundial

Uruguay sigue cayendo en la tabla, cerró un 2021 para el olvido, no liga nada con las lesiones y en la red, pagó caro el cambio de fixture que hizo FIFA y no se ve su reacción; sin embargo, mantiene las chances intactas para ir al Mundial
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16 de noviembre de 2021 a las 20:49

El séptimo puesto de Uruguay en la tabla del clasificatorio para el Mundial de Catar 2022 devuelve la peor imagen que se puede recoger de un equipo celeste en los 15 años de Tabárez en la selección, y lo coloca en el nivel deportivo de los difíciles tiempos previo a 2007.

Que Uruguay pierda ante Bolivia, en La Paz, como cayó este martes 3-0, no genera sorpresa.

Que Uruguay acabe derrotado por Argentina o Brasil, tampoco provocaría pánico, porque fue la constante no solo del ciclo del actual entrenador sino de sus antecesores.

El problema del Uruguay en 2021 es que terminó perdiendo su encanto, su mística y hasta la suerte. La nueva generación de futbolistas, que llegó con una propuesta distinta a la que existía en la selección, a partir del buen juego impulsado por la renovación del mediocampo (la que exigía el hincha cuando Uruguay ganaba con los dientes apretados y con el corazón en la boca), aún no termina de encontrar el punto de equilibrio en su funcionamiento y arrastra una deficitaria campaña.

Después de 14 partidos en este clasificatorio para el Mundial, Tabárez todavía no consiguió amalgamar el funcionamiento de su equipo histórico y del nuevo, y cuando pareció descubrir la mejor forma (ante Paraguay 1-0 en la Copa América con uno solo de los delanteros históricos) la selección recibió embates de todos lados, que lo terminaron sometiendo a vivir este terrible semestre futbolístico entre junio y noviembre.

Estos son los cinco ítems terminan siendo claves:

- La interminable lista de lesionados, que empezó en junio y siguió hasta este mes (con 10 bajas). Entre todas las lesiones hubo una que marcó un punto de quiebre e hizo caer a Uruguay cuando venía en franco ascenso. Se puede interpretar como insignificante pero marcó un antes y un después: el 28 de junio ante Paraguay en la Copa América, cuando después de cinco partidos Tabárez había encontrado el funcionamiento en su equipo y se había decidido a jugar con uno solo de los delanteros históricos (Suárez o Cavani) y le puso más vértigo al juego del equipo, Nicolás de la Cruz dio la talla y lo que el equipo necesitaba. Sin embargo, el de River se lesionó y Tabárez volvió atrás con todo lo que había avanzado. Brian Rodríguez no andaba y no tenía otra opción para la función de De la Cruz. Lamentablemente, Uruguay volvió al 4-4-2 con Suárez-Cavani y le quitó el funcionamiento que le da el 4-3-2-1.

- El calendario que manipuló FIFA, para recuperar las dos fechas suspendidas en marzo de este año, que condenaron a Uruguay a afrontar el cierre de año más difícil y que es el que le está pasando una factura muy elevada: dos partidos ante Argentina, Brasil de visitante y Bolivia en La Paz, todo entre octubre y noviembre. Hay que detenerse en esos detalles para comprender que la AUF debe cuidar hasta el más insignificante apunte para llegar al Mundial porque las Eliminatorias son dificilísimas. Si FIFA hubiera respetado el orden del calendario, estas adversidades se hubieran diluido en el año y no habrían generado este pésimo cierre de la selección.

- La mala suerte, que termina siendo determinante en algunos momentos en donde entre el triunfo y la derrota hay una línea delgada. El gol que recibió Muslera ante Argentina el 9 de setiembre en Buenos Aires (se transforma en el 0-1 y frena el gran arranque de Uruguay) y este martes en La Paz con Bolivia (en una situación similar), terminaron condenando a Uruguay. O el error de Piquerez que termina en el 0-1 de Argentina la semana pasada.

- Los goles errados por la selección son un asunto que inquieta: Suárez contra Colombia y Argentina de visitante falló seis situaciones, ¡seis! Además, los dos que marró Nández: ante Argentina, la semana pasada en el Campeón del Siglo, y este martes en La Paz, ambos en el inicio de los partidos, que pudieron dar un giro al encuentro y colocar arriba en el marcador. Lo peor fue que tras los goles errados por Nandez, llegaron las anotaciones de los rivales. Los goleros argentino y el colombiano fueron las figuras del partido ante Uruguay.

- La falta de fechas FIFA dejó a la selección sin tiempo de ensayo, igual que todos las selecciones, pero se trataba de un diferencial y un ejercicio que administrió muy bien Tabárez y que le permitió probar en amistosos, moldear rendimientos y preparar al equipo para los partidos oficiales. Este año, Uruguay jugó 15 partidos oficiales y no tuvo amistosos.

Estos elementos que van más allá de sensaciones y que se transforma en hechos de la realidad, machacan la cruda realidad de Uruguay, que se dibuja en la cancha con algunos buenos momentos de fútbol (en los últimos cinco partidos, en los que no ganó, la primera media hora ante Argentina y Colombia, el partido completo ante los albicelestes en Montevideo y el inicio en La Paz), pero que no se sostienen los 90 minutos o que carecen de la cuota de suerte que tiene acompañar al éxito.

Uruguay cerró 2021 con un sabor de boca muy amargo y números que duelen, que no admiten otra interpretación más que decepción. Sin embargo, también el calendario de Uruguay para 2022 plantea otra lectura a la realidad de la selección.

Por un lado, Uruguay no encuentra la salida al túnel oscuro en el que ingresó. No reacciona, y si reacciona como contra Argentina la semana pasada le falta algo para completar el círculo que cierra el éxito. Y por otro lado, más allá de interpretaciones de lo que se ve, hay una realidad que golpea durísimo: en 15 partidos oficiales que disputó este año Uruguay ganó solamente cuatro, empató seis y perdió cinco, convirtió 12 goles, recibió 16 y en ocho de los 15 partidos no convirtió goles.

Rodrigo Bentancur otra vez fue el más destacado de Uruguay

Con esos números demoledores, poco más queda para aspirar a otro lugar que el séptimo en la tabla. Ese es el lugar que se merece este Uruguay por lo que hizo durante el año.

Y más duele cuando en 2021, Uruguay solamente le ganó dos veces a Bolivia, una a Paraguay y una a Ecuador, con este apunte: los bolivianos y paraguayos están por debajo de la celeste en la tabla de las Eliminatorias.

Para completar un panorama desalentador este martes, el triunfo de Perú ante Venezuela hizo caer a Uruguay al séptimo puesto (al Mundial clasifican los cuatro primeros y el quinto va a un repechaje) y con un saldo de -7 goles. Ese salto negativo se transforma prácticamente en un punto menos en la tabla de posiciones. Bolivia, octavo, quedó a un punto de Uruguay y con un saldo -8.

Al pasar raya tras 14 partidos del clasificatorio, la selección comprometió su clasificación como nunca en 15 años de este proceso para un Mundial y, al mismo tiempo, aunque resulte contradictorio y difícil de explicar, mantiene las chances intactas de llegar a Catar 2022. ¡Sí, nadie se debería sorprender si este mismo Uruguay clasifica al Mundial!

Porque aún debe disputar cuatro partidos entre enero y marzo 2022. Esos cuatro serán ante rivales directos o que están dentro del nivel que Uruguay puede derrotar (si consigue regularidad en su rendimiento como ante Colombia y Argentina, y tiene algo de suerte).

Uruguay jugará ante Venezuela, Paraguay, Perú y Chile.

Los tres que tienen arriba en la tabla la van a pasar mal en el cierre de las Eliminatorias:

Chile juega contra Argentina, Bolivia en La Paz, Brasil y Uruguay.

Perú ante Colombia, Ecuador, Uruguay y Paraguay.

Colombia enfrenta Perú, Argentina, Bolivia y Venezuela.

Uruguay tiene que superar a dos de esos seleccionados en la tabla para ir al Mundial y, vista la irregularidad de las Eliminatorias, el potencial que tiene la selección y lo que mostró ante Argentina, no está lejos de dar un golpe en la recta final.

Este 2021 se cierra con el dolor de lo que le toca vivir a Uruguay y, al mismo tiempo, con la inexplicable sensación que a fines de marzo, si esta selección sostiene más tiempo su funcionamiento, no sufre tantas lesiones y tiene una pizca de suerte, como le acompañó siempre a Tabárez en su carrera, en un año estará jugando su cuarto Mundial consecutivo. Es así. Creer o reventar.

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