Nacional pasó de ser un cuadro que dependía casi exclusivamente de los goles de Gonzalo Bergessio para sacar buenos resultados a un equipo que llega a la red contraria por otros caminos, que sorprende por el lugar menos pensado y que en cuatro fechas del Clausura aún no pudo ser neutralizado por sus rivales.
Es más: en el campeonato de entrecasa no pierde desde el 13 de julio contra Defensor Sporting; pasaron ya 10 partidos con ocho victorias y dos empates.
El sábado el tricolor venció 2-0 a Boston River en Florida con goles de los volantes Felipe Carballo y Matías Zunino. El primero apareció como una ráfaga en el punto penal para capturar un rebote en el travesaño y abrir el marcador de cabeza, y el segundo terminó una gran jugada de Matías Viña por izquierda. Entre el final del primer tiempo y el comienzo del complemento, liquidó el pleito.
Martín García, el técnico del Boston, tuvo 15 días para estudiar los movimientos de los jugadores de Nacional, al que considera “el mejor equipo del medio” según dijo a Referí en la semana previa, armó una estrategia defensiva para cortar las subidas de Viña con Lozano y Álvarez (en el primer tiempo lo consiguió), pero después que el tricolor logró el primer tanto, se terminó el guión.
Es que Nacional encontró en el actual torneo un funcionamiento positivo parecido a aquel que tuvo en la anterior etapa de Gutiérrez cuando fue campeón Uruguayo, y es difícil de cortarle la inspiración. Cuando todo sale bien, hasta un gol errado abajo del arco (el remate de Thiago Vecino) termina adentro. Porque la dosis de suerte también juega, más allá de que esa jugada que acabó con el primer gol del partido en el Campeones Olímpicos fue de gran precisión y picardía.
Nacional no extraña a Bergessio (el goleador en las últimas dos temporadas) y es una gran noticia para los albos. El delantero argentino ha tenido pocas apariciones en las últimas semanas producto de dificultades físicas, pero Gutiérrez encontró en el juvenil Vecino un sustituto para el momento y para el futuro.
Pero además, encontró gol por otras vías. De los 10 goles convertidos en las cuatro fechas del Clausura, solo cuatro fueron marcados por delanteros (dos Vecino, uno Ocampo y otro Fernández). Los otros seis, la mayoría, se los reparten Matías Viña (tres), Armando Méndez, Zunino y Carballo; dos laterales y dos volantes.
Compacto desde la mitad de la cancha hacia atrás (solo recibió un gol en el Clausura y fue de penal), Nacional tiene salida y llegada con Viña por izquierda, apariciones imprevistas de Zunino en el área, velocidad y desparpajo con Ocampo (aunque tiene que ser más continuo), pegada y experiencia con Gonzalo Castro, más la clase de Gabriel Neves, que el sábado no jugó, y un volante multitarea como Carballo.
Y todos andan bien, lo que facilita las decisiones del entrenador, especialmente en un momento como el actual, donde se amontonan los partidos y los físicos empiezan a sufrir las consecuencias. Ese aspecto es también importante y puede resultar clave a largo plazo para lograr el objetivo que se planteó el club a principio de año: salir campeón Uruguayo para cortar el tricampeonato de Peñarol.
En los últimos meses Nacional le trasladó todas sus incertidumbres al aurinegro. Le arrebató la punta de la Tabla Anual descontándole nueve puntos, lidera el Clausura y la tormenta que amagó inundar Los Céspedes en los primeros meses de la temporada, ahora se trasladó a Los Aromos; un pequeño triunfo para Gutiérrez en este fútbol uruguayo bipolar.
Pero el técnico sabe que falta mucho recorrido y así lo dejó claro el sábado después del partido contra Boston River, donde Nacional selló un triunfo merecido.
A los cinco minutos de juego ya había generado tres ocasiones de gol. Un cabezazo de Vecino tras un centro de Ocampo desde la derecha; un golpe de cabeza de Corujo, completamente solo, tras un tiro de esquina ejecutado por Castro; un tiro libre desde muy lejos de Carballo que rebotó en las manos del golero Falcón y desvió un zaguero al córner en las narices de Zunino.
Boston River pudo sostener el cero en su arco durante 40 minutos. Cuando Nacional encontró la llave para abrir el cerrojo, se terminó lo que se daba. Es que el conjunto rojiverde tampoco encontró los medios como para lastimar a la defensa tricolor, que en esta ocasión contó con un solvente Felipe Carvalho. Sebastián Abreu tuvo una sola ocasión de frente al arco y cometió falta en el salto para cabecear.
Después entró Bergessio y el delantero argentino que el año pasado marcó 20 goles y en el presente suma 14, tuvo dos oportunidades claras, pero no le embocó al arco. El desarrollo sin complicaciones del juego le permitió al técnico darle minutos a Bergessio, que solo había jugado 20 en las primeras tres fechas del Clausura. Porque aunque en el arranque del actual campeonato no lo haya extrañado, su presencia en el área rival es un plus que va a recuperar el equipo de Gutiérrez.
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