El caso de la toma de rehenes ocurrida este miércoles en el barrio Reus se suma a una serie de sucesos similares ocurridos desde el año 2013 en Uruguay.
Desde ese año, los policías reciben capacitación para actuar en casos complejos y negociar con los delincuentes la entrega sin heridos en el medio. Esta capacitación se extendió a todos los efectivos luego del asalto al local del Correo en Pocitos ese mismo año, en el que murieron un policía y un delincuente, y luego de que el operativo fuera criticado por la falla en el protocolo de actuación.
En los últimos años, hubo varios casos de tomas de rehenes y, excepto el del Correo, todos terminaron sin consecuencias trágicas.
El 5 de agosto de 2013, tres delincuentes armados entraron a un local del Correo en Benito Blanco y Martí. Uno de ellos iba en una silla de ruedas, fingió ser minusválido y de esa manera engañó a los guardias de seguridad, a quienes sorprendieron y desarmaron. Ese día se pagaban las jubilaciones y planificaron el robo con la intención de llevarse el dinero de la caja fuerte.
Un vecino que vio la situación llamó al 911 y a los 10 minutos llegó la policía. Los delincuentes tomaron a empleados y clientes de rehenes y el agente Carlos Rodríguez, de 35 años, se bajó del patrullero e ingresó al local. Ahí comenzó un tiroteo que provocó la muerte del policía y de un delincuente, y otras tres personas resultaron heridas –dos efectivos y un guardia de seguridad que llegó al lugar cuando sucedía el robo.
Los dos delincuentes menores de edad se entregaron y fueron procesados con prisión por el caso.
El entonces ministro del Interior, Eduardo Bonomi, y el director nacional de Policía, Mario Layera, defendieron el procedimiento policial. Layera explicó que para constatar si hay una rapiña en curso, el efectivo debe “visualizar” la escena. Dijo que en este caso, cuando el policía ingresó en el local para visualizar la situación, recibió el disparo letal del delincuente. En tanto, Bonomi dijo: “Siempre que la policía cumpla con los tiempos correctos y se agarre al delincuente en una rapiña en curso, habrá problemas”.
A la semana siguiente, anunció que expertos formados en el extranjero le ofrecieron capacitar a policías uruguayos en la negociación con delincuentes que toman rehenes en un asalto a un comercio o un domicilio particular.
En noviembre de ese año hubo un copamiento con toma de rehenes en una distribuidora del barrio Maroñas. Dos menores de 17 años ingresaron en el lugar ubicado en Osvaldo Cruz y Piccioli, cerraron la puerta de metal, redujeron a 10 empleados y exigieron el dinero de la recaudación. Una de las trabajadoras logró llamar a la policía, que a los pocos minutos llegó al lugar.
Esta vez no entraron directamente, sino que observaron desde la vereda. Los delincuentes exigieron a una empleada que saliera y avisara a la policía que tenían rehenes e iban a asesinarlos si los efectivos les disparaban. Tres empleados fueron golpeados con armas, pero no tuvieron lesiones de gravedad.
Un rato después liberaron a algunos rehenes, aunque estaban reacios a entregarse porque temían que la policía los matara, como narró una testigo del hecho en ese entonces. Luego de la negociación, los adolescentes se entregaron.
En julio de 2017, dos delincuentes intentaron rapiñar un supermercado en Rivera y Luis Alberto de Herrera en el barrio Buceo. Uno de ellos, de 17 años, fue el primero en salir del local luego del robo y fue detenido por la policía. El otro, un adulto, tomó de rehén a la cajera del supermercado y desde la vereda y apuntándola con un arma en la cabeza exigió que liberaran a su cómplice.
La policía accedió al pedido, pero el adolescente fue recapturado a las pocas cuadras, cuando se subió a un taxi.
Mientras, los efectivos empezaron a negociar con el otro delincuente, que pidió que le llevaran un auto para escapar del lugar, a cambio de liberar a la mujer. Uno de los policías le cedió su vehículo particular y cuando intentó subirse –sin soltar a la mujer–, el funcionario intentó detenerlo. El hombre disparó pero la bala solo dañó el auto. Luego fue detenido.
El 10 de enero de 2019 un hombre se atrincheró en la peluquería de Pocitos Amor Mío, y tuvo de rehenes, durante al menos cinco horas, a 14 mujeres entre empleadas y clientas que se encontraban en el local.
La toma de rehenes comenzó sobre las 13.30 de ese día y, según transmitió el agresor en un video difundido por Facebook, su ataque era una venganza contra su expareja, una mujer que trabajaba en la peluquería.
“Acá estamos con esta gente hermosa. Con esta putita que traiciona. Miren, miren, esta trola traicionó”, decía el hombre mientras acercaba el arma hacia el rostro de la mujer. “Y ahora va a morir. Ahora vamos a morir todos. Mirá cómo estamos acá. Esto me encanta. Eso es lo que no quería. Eso es lo que busca esta perra”, decía a continuación, antes de cortar la transmisión.
Las 14 rehenes fueron saliendo con el paso de las horas, gracias a la intervención del equipo de negociadores de la Guardia Republicana, hasta que, pocos minutos antes de la hora 18, el hombre se entregó.
El hombre fue condenado a seis años y dos meses de prisión.
A las 16.45 del 18 de noviembre de 2020, un hombre realizó una denuncia al 911: informó que un hombre se había atrincherado dentro de una joyería ubicada en Colonia y Vázquez (en el Centro), y que una mujer de 74 años –la dueña del local– se encontraba de rehén.
La policía envió a un negociador de Guardia Republicana para dialogar con el delincuente, que tenía un revólver. Estuvo más de ocho horas atrincherado en el lugar.
Luego de ese período, se entregó a la policía y dejó libre a la rehén. El entonces ministro del Interior, Jorge Larrañaga, llegó hasta el lugar a las 2 de la madrugada. La propietaria de la joyería salió a pie y fue atendida por los médicos que estaban allí.
En la década de 1990 se produjeron varios motines con tomas de rehenes en el hogar de menores La Tablada. En uno de ellos, en 1994, los funcionarios fueron tomados de rehenes y el entonces cronista policial Georges Almendras intervino porque los adolescentes solicitaron que fuera el negociador.
Más recientemente, el 29 de junio de 2018, 33 internos del módulo 12 de la unidad n.º 4 Santiago Vázquez, exComcar, tomaron de rehenes a tres policías y transmitieron la situación a través de audios y fotos enviados por WhatsApp. Los presos reclamaban mejores condiciones de reclusión.
El motín comenzó sobre las 3 de la madrugada y a las 10 los reclusos liberaron a la primera rehén, el resto recuperó la libertad sobre la hora 15.
Durante el motín, en la puerta de entrada del centro penitenciario se reunió un grupo de personas, en su mayoría parejas de los reclusos, que reclamaban que demoran unas cinco horas en repartir la comida entre los presos.
Los tres policías estuvieron durante todo el tiempo con buen estado de salud.
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