Nadie duda que Dolores Fonzi sabe armar buenos equipos de trabajo. Lo hizo en 2023 con Blondi y lo volvió a hacer cuando comenzó a transitar su segundo largometraje Belén, que este miércoles 24 fue seleccionado por la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de la Argentina para competir en los Premios Goya y para iniciar el camino con vistas al Oscar 2026. “La alegría es absoluta. Ahora a seguir trabajando”, fueron las primeras palabras de Fonzi desde el lobby del Hotel María Cristina de la ciudad vasca de San Sebastián, en donde está compitiendo en el festival de cine en la categoría Mejor Largometraje, la más importante del certamen.
Junto a ella, saltan, gritan y festejan integrantes del elenco: Laura Paredes, Camila Pláate, Julieta Cardinali, de la producción; Leticia Cristi y Matías Mosteirin de K&S Films y de Prime Video, plataforma que colaboró con la realización y la sumará a la programación.
El camino del filme se inició hace tiempo, en España también, cuando se llevó el Premio Platino a Mejor Interpretación Protagónica por Paulina remake de La patota de Daniel Tinayre en 2016. Allí además del premio, levantó un cartel que decía “Libertad para Belén”. Y junto a Cristi, productora y amiga, conocieron el libro de Ana Correa, “Somos Belén” y años después lo adaptó a guion junto a Laura Paredes. Y de a poco se armó el elenco: Camila Pláate de Tucumán, provincia de donde es oriunda la protagonista de la historia y en dónde sucedieron los hechos, fue elegida para el rol principal.
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La primera proyección en San Sebastián tuvo siete minutos de aplausos de pie. “Mirá vos, no sabía eso. Fue muy emocionante todo. Trabajamos tanto para ese día que luego fue: uufff, un alivio. Después de un proceso tan largo, uno suelta la película y ya empieza a sentirse esa sensación”, se relaja Fonzi.
“Estoy tan agradecida con el festival, es una experiencia gratificante. Vine por primera vez hace 80 años (bromea), luego con pelis a competencia oficial como ahora, y también como jurado”.
La entrevista exclusiva con El Observador se realizó unas pocas horas antes de que la Academia la elija para representar a la Argentina en ambos premios. Pero se palpitaba que podía ser. “Me genera un poco de presión, claro. Todo el equipo está entusiasmado y con ganas de que eso suceda”, decía Dolores la tarde del miércoles desde un estudio montado en el Hotel María Cristina y con una larga lista de periodistas de todo el mundo que querían entrevistarla. Fonzi accedió en inglés, en italiano y en español, claro.
El filme tuvo una repercusión importante en Argentina desde que se estrenó el pasado 18 de septiembre. En España, durante la conferencia de prensa, periodistas locales agradecían la valentía para contar esta historia y exponían situaciones similares que sucedieron en sus países y no tuvieron una resolución feliz.
En la historia, Belén va a la guardia de un hospital público con su madre porque siente un profundo dolor abdominal. En ese momento sufre un aborto espontáneo, sin saber que está embarazada y termina detenida y luego condenada a ocho años de prisión. En ese momento el estado argentino no había aprobado la Ley de Aborto Legal. Soledad Deza, abogada en la vida real de Belén (nombre ficticio para preservar su identidad), luchó para defenderla y logró revertir el juicio y conquistar su libertad. Deza también está en San Sebastián y no puede creer que sea requerida como una movie star cuando su lugar de trabajo son los tribunales.
Uno de los puntos que llaman la atención en la película es el hecho que los personajes de Fonzi y Paredes no tengan tonada tucumana al hablar. “No teníamos tiempo y nos pareció una falta de respeto intentar hacerlo porque iba a distraer de la narrativa. Íbamos a ser las porteñas que intentan hablar tucumano. Bueno, no se, igual siempre hay gente que se queja porque es gratis. Lo importante es que el mensaje llegue. Cada persona que la ve, le da un significado distinto. Por eso, la idea es hacer recorrida por las universidades, charlas. Eso está bueno. Mis hijos de 14 (Libertad) y 16 años (Lázaro) la vieron y se emocionaron y entendieron que no hace falta ser mujer, militante o feminista. Acá es una heroína pero podría haber sido un hombre”, cierra Fonzi.