Desde que el 3 de julio el plantel de Peñarol retornó a Los Aromos, Diego Aguirre recuperó su búnker para preparar al equipo para los objetivos que tiene por delante en este 2025. Si bien el equipo quedó eliminado de la Copa Libertadores en octavos de final, Peñarol lidera el Torneo Clausura y está en la final de la Copa AUF Uruguay.
Desde octubre de 2024 a esa fecha, Peñarol entrenó en la Ciudad Deportiva Néstor Goncalves y también en el Campeón del Siglo.
Mientras, se hizo un plan de obras dirigido por Martín Álvarez, que contó con el visto bueno de Aguirre y del preparador físico principal de Peñarol, Fernando Piñatares, que llevó a ampliar considerablemente las dos canchas de Los Aromos.
La de adelante, la cancha 1, fue ampliada y llevada más cerca de las medidas oficiales de un terreno de juego de fútbol, ya que se sacó una línea de palmeras y se cambió de lugar la casa de los utileros.
A la cancha 2, que tenía medidas reglamentarias, se le sacaron los arcos y se amplió considerablemente el espacio porque se removió una vieja tribuna de hormigón que había y varios árboles de la parte que da a los fondos.
El preparador físico de Peñarol, entonces, utiliza las zonas del campo que necesita acorde a los trabajos de cada semana y también hay espacio suficiente para que Óscar Ferro trabaje sin problemas con los goleros Brayan Cortés, Martín Campaña y Kevin Morgan.
También hay un espacio para que Juan Andrés Iraola, asistente técnico junto con Juan Verzeri, realice trabajos de definición.
Peñarol trabaja sin arcos fijos ahora, con arcos móviles, y con cintas que delimitan las líneas cuando Aguirre dispone hacer fútbol.
Las canchas de Los Aromos se hicieron con una base de arena a imagen y semejanza de la cancha del Campeón del Siglo. Eso es un diferencial con respecto a las canchas de la Ciudad Deportiva que son de tierra, por lo que resultan más duras a la hora de jugar, incluso la 1 y la 2, que son donde entrenaba el primer equipo.
La cancha 1 de Los Aromos, la que da adelante, fue sembrada y no estaba pronta en julio cuando se reabrió la concentración aurinegra, pero poco tiempo después quedó apta para jugar.
Sin embargo, surgió una complicación con ese terreno de juego mientras se realizaron las obras.
Se encontró mucha vertiente de agua por debajo de esa cancha y cada vez que la cancha era nivelada se hundía.
Como la situación se repetía cada vez que se hacía la nivelación, se decidió dejarla hundir hasta lo mínimo, se sembró y luego quedó pronta, pero con ciertos desniveles.
El césped está en buen estado y la cancha quedó prolija y apta para realizar algunos ejercicios en espacios reducidos.
Para fin de año, cuando termine la actividad oficial de Peñarol, está previsto hacerle una renivelación con arena y materia orgánica para corregir los problemas que surgieron por el agua y las corrientes que corren por debajo de ese terreno de juego y que complicó las tareas de nivelación en su momento.