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“Enfrenté al mejor del mundo”: los recuerdos de los rivales y amigos uruguayos de Maradona

Carlos Aguilera, Ruben Paz y Jorge Barrios, quienes jugaron y convivieron con el 10, contaron a Referí anécdotas sobre partidos y momentos con el crack argentino
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25 de noviembre de 2020 a las 14:50

Diego Armando Maradona tuvo una relación de rivalidad y amistad con varios futbolistas uruguayos, algunos compañeros con los que compartió equipo y otros a los que enfrentó en los clásicos del Río de la Plata, desde las selecciones juveniles hasta eliminatorias, mundiales y Copa América.

Carlos “Pato” Aguilera, Ruben Paz y “el Chifle” Jorge Barrios fueron algunos de los uruguayos que compartieron con el 10 dentro y fuera de la cancha; y en notas realizadas este año 2020 por Referí contaron cómo fueron sus momentos con el ídolo argentino que falleció este miércoles a los 60 años de edad.

Chifle Barrios y los trofeos en el Mundial de Japón

La amistad de Jorge Barrios con Maradona nació en un hotel de Japón durante el Mundial sub 20 de 1979. “Para mí, Diego es, fue y será uno de mis rivales”, contó el Chifle a Referí.

“Cuando lo conocí en 1979, que teníamos 18 o 19 años, salimos campeones acá del Sudamericano que le habíamos ganado y fuimos al Mundial sub 20 de Japón y justo perdimos, salimos terceros y ellos fueron campeones. Convivimos todo el campeonato en el hotel, el Takanawa Prince Hotel, con la delegación argentina y nos hicimos muy amigos. Y sabíamos que uno de los dos que pasara iba a la final”.

“Estaba el Flaco Menotti, que nos quedábamos de charlas con ellos, con Bentancur y Gesto. Ramón Díaz, Diego Maradona, Sperandío, el petiso Barbas, el puntero Escudero, Simón… Hicimos amistad porque nos llevábamos bien, más allá de la rivalidad, éramos sudamericanos –agregó–. Nos tocó que ellos nos ganaran”.

“Con Diego gané y perdí”, dijo el Chifle. “Más allá de todo, enfrenté al mejor del mundo. Y una buena persona. En aquel entonces, en Japón, fuimos a la habitación después que salieron campeones y nos mostró los trofeos. Parecía una joyería. Ganó el Balón de Oro de FIFA, de Adidas, el premio de goleador, todo…”, señaló.

“Teníamos buen trato y se lo mereció y se merece el reconocimiento. Ser el mejor del mundo es difícil. Él siempre andaba con Ramón Díaz, eran grandes amigos. Estaba de moda el 3 en 1 que era tocadisco, grabador y radio, y él le había comprado para la Tota, para el padre, el hermano… Habían salido recién unas cámaras Panasonic y llevaba como cuatro o cinco. Ellos se iban por Aerolíneas Argentinas y no los dejaban pasar por el exceso de kilos de equipaje y tuvieron que pagar. Son lindas anécdotas que viviste de haber estado con gente que marcó una época en el fútbol”, recordó Barrios.

Ruben Paz y el convento de monjas donde brillaba Maradona

Ruben Walter Paz también contó a Referí cómo fueron sus contactos con Maradona, a quien enfrentó en varias ocasiones.

“Lo conocí con la selección juvenil en el Sudamericano de Venezuela 1977, estábamos alojados en un convento de monjas en la ciudad de Valencia. Era enorme y estaban las selecciones de Paraguay y Argentina. Los argentinos iban siempre a un lugar verde a esperar el ómnibus que nos llevaba a nosotros. Siempre había un personaje que sobresalía que era él, que dominaba la pelota. Los dirigía Menotti”, contó.

“En nuestra selección sobresalía el cocinero, que era Morrongo Olivera, un crack. Lo habían llevado Bentancor y Gesto y nos cocinaba cosas riquísimas. Los argentinos y los paraguayos nos miraban asombrados porque ellos comían lo que les daban ahí”, agregó.

Luego, en el Sudamericano de 1979 de Montevideo, Maradona dijo presente y se enfrentó con Paz.

“Los únicos dos que sobrevivimos de 1977 fuimos Fernando (Alvez) y yo, por edad. Estábamos jugando en la primera de Peñarol y nos llamaron para jugar ahí para juveniles y como que estaba ahí, medio dubitativo. Cumplí en el Sudamericano siendo campeón y en el Mundial de Japón fuimos terceros. Estaban Maradona en Argentina, y Romerito y Cabañas en Paraguay. Las lesiones de Luzardo y Roberto Roo nos complicaron porque no pudieron jugar el Mundial. Eran el 5 y el 8 titulares, dos jugadores fundamentales. Con esos dos, el resultado podía haber sido otro. Argentina tenía un gran equipo y nos ganó con dos contragolpes con goles de Maradona y Ramón Díaz”.

La amistad del Pato Aguilera

“El Pato” Carlos Aguilera fue rival y amigo de Maradona, a quien conocía de su época dorada en el fútbol italiano.

“Fue algo increíble”, dijo sobre la vez en la que lo conoció. “Mi primer año en 1989-1990, jugamos en Nápoles contra ellos. Nelson Agresta lo conocía porque había jugado con él en Argentinos Juniors y lo cuidaba. Me dijo: 'Andá, golpeá el vestuario y pedí hablar con Diego. Decile que nosotros los uruguayos vamos a estar siempre con él y que lo invitamos a que vaya cuando quiera a Uruguay'. Fui y me temblaban las piernas. Vino, le estiré la mano, y él me abrazó y me dio un beso. No me había visto nunca”.

“Cuando te hacen una cosa de esas, ¿qué haces? Porque en el mundo del fútbol, hay mucha envidia”, agregó. “Me abrazó y me dio un beso: ya está, papá, no hay más nada que decir. Ahí le dije si no me daba la camiseta cuando terminara el partido. Cuando se terminaba, Maradona tiró una rabona en la hora y el brasileño Careca la metió con la mano y nos ganaron 2-1”.

“Cuando terminó, me fui para el vestuario y me olvidé que tenía que cambiarle la camiseta. Hay un pasillo enorme en el vestuario. Habíamos perdido 2-1 en la hora y con un gol con la mano y estaban todos mis compañeros pidiéndole la camiseta. ¿Te imaginás un uruguayo haciendo eso? ¡Te matan! Y él pasó por al lado mío unos metros más adelante, y me dijo: “Tomá, Pato. Esto es para vos”, y me la dio. Fue un fenómeno. Fue el más grande que vi, sin ninguna duda. Esas cosas resaltan la parte humana. Después, todo lo que pasó en su vida son cosas que no me interesan”, agregó Aguilera.

Aguilera también contó cómo se dio la presencia de Maradona para su partido de despedida disputado en el Estadio Centenario.

“Claro, vino y fue la primera vez que jugaron Diego y Enzo juntos –señaló–. Él estaba en San Pablo porque Boca jugaba la final de la Libertadores contra Palmeiras. Fui con Jorge Chijane a hablar con Coppola y con él para ver si podía venir. Él comentó el partido y estaba como loco cuando ganaron. Quedamos en ir a verlo al hotel. Lo llamaron y me dijo: “Quedate tranquilo que ya bajo”. Tuvimos que esperarlo una hora y media. En un momento le dije a Jorge: “¡Vámonos!”. Y justo bajó”.

“Estaba lleno de prensa argentina que se le fue arriba y los hizo esperar. Fue a hablar conmigo y vino al partido de mi despedida. Fue algo que no me voy a olvidar nunca. Despedirme con la camiseta que más quería, que es la de Peñarol, son cosas que te marcan. Hasta el día de hoy voy por la calle y el hincha de Peñarol nos reconoce y nosotros vivimos de eso. Cuando la gente te conoce, te quiere, te respeta, te pide una selfi. Cada saludo te da muchas más ganas de vivir. No tiene precio”, dijo el Pato.

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