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Camila Kirschenbaum, un talento sin fronteras

Metódica, líder, dedicada, y crack la ayuda base se va como figura de la Liga Uruguaya y goleadora del Sudamericano U17 a España para cumplir el sueño de ser basquetbolista profesional
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16 de noviembre de 2019 a las 05:01

Tiene 17 años pero los objetivos muy claros. En la cancha y en la vida, Camila Kirschenbaum sabe lo que quiere y lo quiere ya. Por eso el viernes partió a España a dar un paso firme para convertirse en jugadora profesional de básquetbol. 

Con la misma convicción con la que ataca el aro, con la que emboca de todos lados y lidera a sus compañeras con gritos de guerrera así habla esta chiquilina. Con fluidez, con concentración y siempre dejando en claro su determinación en cada frase. 

Para ella el básquetbol comenzó siendo una prenda. Luego una responsabilidad y ahora es una pasión. Un modo de vida. 

“Arranqué a los seis años en Bohemios. Antes hacía gimnasia y handball y cuando hacía gimnasia me mandaban a hacer las prendas al gimnasio de básquetbol. Un día el profesor me dijo: ‘Si venís tanto, vení a jugar’. No sabía tirar una bandeja, pero arranqué,  me atrapó muchísimo, me gustó y me quedé”, cuenta a Referí. 

Pablo Protto le enseñó todos los fundamentos. Después Santiago Gómez, Nicolás Altalef, Carlos Vázquez, Victoria Pereyra, Alejandro “Gallego” Álvarez, Rodrigo Marín y Gino Alderete terminaron de moldear un talento que no tiene techo. “Todos me aportaron granitos de arena que hoy me hacen ser la jugadora que soy”, dice la ayuda base.

Su padre hizo formativas en Bohemios y Unión Atlética. Su madre hace carreras de aventura, maratones y pruebas callejeras. Y ahí está su ADN deportivo. 

“Mi padre me llegó a entrenar para hacer triatlón, llegué a tener mi bici y a ganar medallas de categoría. Es más, mi padre quería que me dedicara a ese deporte, pero me gustó más el básquetbol”, cuenta con una sonrisa. 

Lo que la atrapó fue el grupo de amigos que hizo en Bohemios. “Cuando ascendí a preminis y me federé me lo tomé más en serio porque sentía que estaba representando a mi club”. 

Con 12 años, en 2015, se puso por primera vez la camiseta de Uruguay. “Fue en el Sudamericano U14 de Buenos Aires. Fue una experiencia que me bajoneó porque no era titular ni jugaba mucho. No sentí la confianza que me tenían que dar porque hacía algo mal y me sacaban, no me sentí cómoda”. 

Lejos de frustrarse usó esa mala experiencia para mejorar: “Empecé a hacer campus de entrenamientos y cuando fui al Sudamericano U15 de Ibarra ya con el Gallego de entrenador fue un cambio tremendo: fui titular, tuve minutos e hice un buen torneo”. 

Nueve kilos de más

En 2017 le recomendaron buscar un fogueo mayor para potenciar su juego. Entonces se fue a Defensor Sporting que estaba formando su equipo de Primera, algo que Bohemios no tenía. 

“Fue un año complicado, por momentos me cuestioné si había hecho bien en irme porque no jugaba. Después me fui al viaje de 15 a Estados Unidos y engordé mucho, nueve kilos, por comer muchas hamburguesas”, confiesa con una carcajada. 

“El 2017 fue un año raro que me impulsó a querer ser mejor en 2018. Ahí cambié mi alimentación, mi forma de entrenar, empecé a jugar con las mayores y empecé a asumir”, recuerda. 

Ese año fue convocada a integrar la selección de 3x3 que ganó la medalla de bronce en los Juegos Odesur de Cochabamba. 

Y este año fue la gran figura de la Liga Femenina guiando a Defensor Sporting a las finales donde perdieron 2-1 contra Malvín. 

A preparar el salto

La puerta europea comenzó a abrirse a comienzos de 2019 cuando la selección se fue a entrenar a China por el convenio que tiene suscrito la Secretaría Nacional del Deporte con el gobierno de aquel país. 

En el retorno pararon en Madrid para jugar dos amistosos con Rivas Ecópolis y Estudiantes Movistar. 

El entrenador del primer equipo, Javier Fort, le vio un potencial que lo llevó a arrimarse a Kirschenbaum para ofrecerle la posibilidad de jugar en España. 

La juvenil se trajo la invitación en la valija y junto a sus padres la analizó postergando su anuncio para después del Sudamericano U 17 que se jugó días atrás en Barranquilla. 

El premio al compañerismo
En junio de este año, Kirschenbaum participó junto a Florencia Niski, Emilia Larre Borges, Agustín Ubal y Mateo Bianchi del campus Basketball Without Borders que organizó la NBA en Medellín. Ahí fue elegida para el quinteto inicial del All-Star Game y distinguida como la mejor compañera por lo que fue entrevistada por Álvaro Martín, la voz de la NBA por años en ESPN. “Fue una experiencia increíble”, dijo. Fue el mismo premio que ganó en febrero Santiago Véscovi en Estados Unidos.

Ahí Kirschenbaum desplegó todo su talento para terminar como la máxima goleadora de Uruguay con 110 puntos en cinco partidos (22,0 por partido). 

Las celestes ganaron tres de sus cinco juegos –una cifra histórica para la rama femenina– y terminaron en su mejor ubicación con un quinto puesto. El pase a semis lo perdieron por tres puntos contra Argentina: “Antes nos pisaban, nos ganaban por 40 o 30 puntos”.  

“Fuimos a dar el palo, queríamos llegar al Premundial o por lo menos a semis. No se nos dio, pero jugamos de igual a igual contra todos. Fue la primera vez que la generación 2002 fue a un torneo sin dar ventaja de edad y se notó cómo viene creciendo el básquetbol femenino”, explica. 

“Ya tenía decidido irme a España pero no lo quise decir antes para enfocarme en la definición de la Liga y en el Sudamericano”, explica. 

En Madrid se alojará en la casa de un matrimonio mayor sin hijos. Sus padres la acompañarán la primera semana para ayudarle en su proceso de adaptación. 

Estudiará becada en el instituto IES Ortega y Gasset donde concurren deportistas de elite de varios deportes.

 

“Voy a empezar Sexto en Ciencias Biológicas porque quiero ser fisioterapeuta. Para eso tengo que entrar después a la universidad y debo dar una prueba de ingreso”, explica.

Ya tiene programados amistosos para empezar a adaptarse al nuevo medio donde jugará en el equipo junior (sub 18). 

“Es un sueño hecho realidad dedicarme a esto, voy a aprender mucho porque el nivel va a ser muy alto. Sé que al principio me voy a frustrar, no me van a salir las cosas y me voy a tener que esforzar para ganar mi puesto y los minutos en cancha, va a ser todo un desafío”. 

Una vez culminada la temporada verá qué puertas se abren. “Si el nivel no me convence no me voy a quedar solo para decir que estoy jugando en España. Pero si el equipo quiere que siga y me adapto bien me quedaré”. 

Así es Camila Kirschenbaum. La que admira a Facundo Campazzo –ya tiene entradas para verlo el sábado 16 por Euroliga con Real Madrid–, a Victoria Pereyra, Florencia Somma y a la paraguaya Paola Ferrari. 

La que este año, para acentuar su línea de progresión, comenzó a trabajar en paralelo a su club en Go Up la parte cognitiva y en Only About la técnica individual con Martín Andrade y Coco Galo. 

Esas ganas de crecer la llevaron a España. Y ahí este talento seguirá su fase de expansión. 
 

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