Fútbol > LA FIGURA DEL CLÁSICO

Facundo Torres, entre el coaching, los consejos de Forlán y los cuentos del Lolo

Durante un año y medio sufrió en Tercera hasta que una sicóloga le cambio la forma de ver el fútbol, Forlán le contó sus secretos, Estoyanoff sus historias en los clásicos y 2020 fue su plataforma de despegue
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15 de diciembre de 2020 a las 05:04

El sábado de noche se durmió escuchando los cuentos de Fabián Estoyanoff en la concentración de Los Aromos. Los del clásico que Peñarol ganó 4-2 por el Apertura 2008. Maduró el último año con la madre de Diego Rossi, sicóloga, quien le ayudó a encontrar la llave para abrir las puertas correctas en su carrera deportiva. Se consolidó con Diego Forlán, quien le brindó los secretos para explotar en el campo de juego. Y se consagró en el clásico que Peñarol le ganó 3-2 a Nacional por el Torneo Intermedio, en un año 2020 en el que despegó en el fútbol profesional.

El clásico que Facundo Torres jugó este domingo en el Campeón del Siglo es el resultado de la combinación de momentos y situaciones que transformaron al delantero en la nueva joya del club, con una actuación consagratoria en el partido más importante del fútbol uruguayo.

Atrás quedaron horas de sufrimientos, de lágrimas y de broncas. De mirar durante un año y medio, entre 2018 y 2019, con frustración la lista de concentrados de Primera y descubrir que su nombre no estaba.

Su cédula deportiva dice que a Torres lo felicitó el Pato Aguilera, que le entregó un premio Alcides Ghiggia, que estuvo en la mira de Juventus de Italia y que estuvo en la escuelita de Defensor Sporting. El profe Santos, un histórico captador de talentos del club violeta lo había reclutado como promesa. Sin embargo, Peñarol le ganó con el corazón, cuando sus cazatalentos le ofrecieron recorrer el camino con la camiseta amarilla y negra. Fue compañero de Federico Valverde y Diego Rossi, a quienes vio como se consolidaban y eran transferidos al exterior. Jugó de Séptima a Tercera en Peñarol. Pasó por todas las categorías. Con ascenso y descensos. De Quinta a Tercera. De Tercera a Cuarta. De Cuarta a Primera, en 2018, y ese mismo año de Primera a Tercera. Fue figura en juveniles, pero con la misma velocidad con la que subió, bajó.

Leonardo Ramos lo llevó a Primera el 7 de junio de 2018 y lo tuvo en el banco de suplentes en el partido ante Defensor Sporting, por el Torneo Clausura. No entró, y tuvo tanta mala suerte que Ramos se fue y que Diego López, el técnico que llegó en julio de ese año, no lo tuvo en cuenta.

Durante un año y medio anduvo en las sombras del sufrido mundo de Tercera división, sumergido en el peor lugar que podía imaginar. Hasta que se cruzó en el camino de Forlán, una sicóloga y su aspiración por superarse, y encontró el camino que lo tiene por estos días en su mejor momento.

Las concentraciones y la promesa del Lolo

La noche previa al clásico del domingo tuvo algo especial. “Comparto la habitación con el Lolo (Estoyanoff) y me contó de todo. Me habló de los clásicos que jugó con Mario (Saralegui). Del 4-2 en el que estaba Mario, el Pollo (Olivera), Carlos Bueno. Todos sabemos que Lolo es un hincha increíble de Peñarol, y te contagia eso, las ganas de salir a jugar”, explicó el futbolista a Referí sin saber lo que ocurriría un día después en el campo de juego del estadio de Peñarol.

Torres no sabía nada de la promesa que había realizado Estoyanoff de volver caminando del Campeón del Siglo a Los Aromos después del partido.

“Nadie sabía. Cuando terminó el partido, nos juntó y nos dijo: ‘Gurises, me tengo que ir desde acá a Los Aromos porque hice una promesa’. Y allá arrancó, se fue solo. Dijo que tenía que hacerlo solo. Los demás nos fuimos en ómnibus a Los Aromos. Yo fue el último en irme porque me quedé haciendo hielo, y cuando me fui a cambiar allá veo que recién llegaba. Ya no había nadie en Los Aromos. Lolo venía muerto. Nos abrazamos. Fue increíble”, agrega.

Dice Torres que no sufrió el partido. Lo disfrutó. “Estuve muy concentrado en el partido. No hubo lugar para desconcentración. Antes de salir a la cancha los referentes hablaron mucho y me dieron confianza y la tranquilidad que necesitaba”. Y en cada uno de esos momentos estuvo Estoyanoff, a quien ve de una forma muy especial: “Es como un padre en Los Aromos para mí”.

El triunfo en el clásico lo definió como “un desahogo”, porque venían “cargando con algo pesado como las eliminaciones de las copas”.

El apoyo sicológico

“Se pasa mal cuando te bajan a Tercera y ves que la chance de volver a Primera no te llega. ¡Muy mal se pasa!”, le cuenta a Referí después de haber transcurrido un año y medio largo y oscuro, hasta llegar al pedestal de una actuación consagratoria en el clásico.

En ese camino, Torres encontró quienes lo ayudaron a crecer, además de su entorno familiar.

“¿Qué cambió en mi vida? Desde el año pasado estoy trabajando con la mamá de Diego Rossi (sicóloga), que me ayudó a cambiar la forma de ver todo. Antes me ponía un objetivo general pero no veía cómo llegar a ese objetivo. Sin embargo, ella me ayudó a plantearme aspiraciones a corto plazo. Ir logrando cada pequeña cosa como algo muy importante, porque es así, porque eso me va a permitir llegar a conseguir el objetivo principal. Ahí está parte del secreto de todo lo que me sucedió”, explica.

“Ella me ayudó mucho y vengo progresando, porque entreno 100% todos los días y después de cada entrenamiento me quedó a mejorar pequeños detalles. Antes no me quedaba, no me interesaba. La mamá de Diego (Rossi), que me conocía desde hacía años fue muy importante, pero no fue lo único. También Diego (Forlán) fue importante porque me dio la confianza y la oportunidad que no tenía. Desde principios de año que me vio jugar en Tercera me dijo que iba a tener mi chance. Que la esperara tranquilo. Y cuando me la dio, la aproveché al máximo”, agregó la figura del clásico, quien jugó los últimos 22 partidos de Peñarol

La llegada de Forlán

El aporte de Diego Forlán fue silencioso, pero marcó un diferencial. “En los entrenamientos me hablaba sobre mi posición en la cancha. Me ponía de enganche, la posición en la que jugaba él. Teníamos mucho en común y me ayudó muchísimo con consejos de cómo moverme hasta como encontrar los espacios, con eso que nadie te lo puede explicar mejor que Diego”, subrayó.

De su recorrido con Forlán eligió quedarse con un mensaje. “Con el último, cuando se fue, porque te demuestra la persona que es. Ese día me dijo que me siguiera preparando, que le metiera porque dice que no tengo techo. Que alguien como Diego te diga eso, te da motivación y fuerza para seguir”.

Así se enfocó en la forma en que quería recorrer ese camino. “Paso a paso, y disfrutando todo lo que ocurre. Disfruté el clásico, pero tampoco me puedo pasar de la raya”, puntualiza

De todas formas, el triunfo ante Nacional adquirió para Peñarol un valor superlativo. “El partido del domingo era importante para afrontar el Clausura de la mejor forma y con la ventaja más reducida posible. Necesitábamos un triunfo así”, concluyó.

El domingo después del partido quedaron libres. El lunes descansaron. Almorzó con su madre Gladys y su abuela Mirta, descubrió el nuevo escenario de una nutrida exposición mediática que llega con los éxitos deportivos, y se enfocó en lo que viene para la nueva joya de Peñarol.

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