Adalto, Bruno Coutinho, Carlao, Diogo Silvestre... El fútbol uruguayo buscó en casos puntuales nutrirse de laterales brasileños de segunda o tercera categoría, una posición donde el país vecino tiene la mejor escuela en la historia del fútbol mundial.
¿Pero quién iba a decir que alguna vez, el fútbol de Brasil iba a mirar al sur para reforzar esa posición?
Eso pasó en contadas excepciones a lo largo de la historia. Víctor Hugo Diogo jugó en Palmeiras entre 1985 y 1989. Gastón Filgueira estuvo varias temporadas en el ascenso entre 2014 y 2019.
Pero el año pasado, Atlético Mineiro se llevó de Peñarol a Lucas Hernández quien tras jugar solo siete partidos en un año se fue cedido a préstamo a Cuiabá Esportes Club, en el Brasileirao B.
Y este año la canilla se abrió. Matías Viña fue comprado por Palmeiras a cambio de € 5,5 millones, Federico Barrandeguy llegó a Botafogo tras ser dejado libre por Wanderers y Juan de Dios Pintado pasó a préstamo desde Juventud a Goiás con una opción de compra.
Así, de buenas a primeras, el mapa del Brasileirao A quedó compuesto por tres laterales uruguayos en un hecho sin precedentes en la historia.
“Acá lo primero que te exigen es la subida, todo el tiempo. Aunque la jugada no venga por tu lado tenés que subir porque si la pelota se recircula o termina pasando a la otra banda tenés que estar para atacar. En Uruguay cuando me largaba el ataque lo primero que miraba era cómo estaba la defensa. Acá no hay ni que pensar en eso, que te cubra el del medio”, contó Barrandeguy a Referí.
Su entrenador es Paulo César Autuori, campeón de América con Cruzeiro en 1997 y con São Paulo en 2005. Suma 15 partidos, 12 de ellos como titular en un grande de Río de Janeiro.
“En Brasil me piden profundidad, que pase siempre al ataque, con decisión. Primero el ataque después la defensa”, explicó por su parte Juan de Dios Pintado, quien alterna en Goiás.
El ex Juventud suma 17 partidos en el equipo, 14 de ellos como titular y su DT es Thiago Larghi.
Ciro Campos, periodista de O Estado de São Paulo , contó que Viña, tras superar algunas lesiones incluida la del corte que sufrió en la cabeza, “está muy bien y evoluciona partido a partido en sus apoyos ofensivos. En la final del Campeonato Paulista hizo el centro para el gol de su equipo. El entrenador está muy satisfecho con su juego y Viña se adaptó muy bien de la mano del central paraguayo Gustavo Gómez”.
Suma 16 partidos, todos como titular y su entrenador es Vanderlei Luxemburgo.
La competencia que tienen los uruguayos es feroz. La mayoría de los laterales brasileños están entre los 28 y los 34 años e hicieron sus carreras en el ámbito local.
Pero unos cuantos tienen experiencia internacional: Jonathan (34 años, Athletico Paranaense) que jugó 61 partidos en Inter entre 2011 y 2014 y 12 en Parma; Marcio Acevedo (34, Athletico Paranaense) que pasó por Metalist, Shakhthar Donetsk y PAOK; William Matheus (30, Coritiba) que militó en Toulouse; Michel (30, Corinthians) tres temporadas en Liga de España entre Almería y Las Palmas; Sidcley (20, Corinthians), una temporada en Dínamo de Kiev; Bruno Cortez (33, Gremio) quien paso por Benfica y el futbol de Japón; Guilherme Arana (23, Atlético Mineiro), pasó por Sevilla y Atalanta, Fabio Santos (35, Atlético Mineiro) jugó en Al Arabi y Cruz Azul; Aderlan (30, Bragantino), dos temporadas en Académica de Portugal y Edimar Fraga (34, Bragantino) que jugó en Cluj, Xhanti, Sporting Braga, Rio Ave y Córdoba. El de mayor experiencia es Filipe Luis y también está Dani Alves aunque en São Paulo juega como doble 5.
Otros extranjeros son Mauricio Isla, Juanfran, el argentino Renzo Saravia (Inter) y el colombiano Luis Orejuela de Gremio.
Del medio local el que pasó por la selección es Fagner de Corinthians.
Sin embargo, en ese carril los talentos que tiene Brasil colocados en el mercado extranjero no son deslumbrantes.
Los laterales izquierdos que juegan en el plano internacional son mejores. Eso se revela con un simple muestro de dónde juegan esos jugadores.
De todas formas ser lateral brasileño es un valor agregado a la cotización de un futbolista. Por eso que haya tres uruguayos en Brasil es un hecho como para que el fútbol uruguayo se sienta orgulloso.
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