La mayor pandemia que vivió el planeta en las últimas décadas hace que el antídoto para el coronavirus sea tan deseado. Y la ansiedad lleva a que los laboratorios internacionales corran como nunca para tener la respuesta a la enfermedad, dupliquen en horas sus acciones en la bolsa y estén continuamente en busca de acuerdos para que sus ventas se dispersen por todo el planisferio. El gobierno uruguayo, en medio de esta vorágine, apostó por su tradición multilateralista y cerró un acuerdo más lento pero en teoría más seguro: se reservó sus vacunas dentro del plan Covax de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y prefirió no hacer acuerdos bilaterales con ningún laboratorio.
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