Si bien operadores del sector privado ya lo habían anunciado apenas se produjeron las adversidades, ahora el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) lo oficializó y le puso un número: este año se producirá menos soja en Uruguay. A la merma productiva que deriva del escenario de sequía que hubo este verano, en buena parte de la zona agrícola del país, se añade que el área cultivada se redujo en campaña 2019/2020.
Según informaron este jueves las autoridades del ministerio, cuando se ha cosechado el 50% de la soja los rendimientos promedio son de 2.000 kilos por hectárea (kg/ha).
“La falta de agua provocó bajos rendimientos y eso también impactó en términos de calidad. Hubo golpes de calor muy grandes en pleno llenado de grano y eso implicó daños que no han afectado la calidad. De igual forma, estamos con una zafra que es buena”, adelantó Leonardo Olivera, director de los Servicios Agrícolas (DGSA) del MGAP.
A través de una conferencia de prensa on line realizada, Olivera valoró también la implementación de los protocolos de cosecha dado que, hasta el momento, no se han reportado problemas sanitarios. Cabe recordar que la cosecha del principal cultivo de verano en Uruguay suceda en plena emergencia sanitaria, dada la llegada del covid-19 (coronavirus) al territorio nacional.
Las labores de cosecha están más avanzadas en el norte y, producto de la seca y de la alta variabilidad de lluvias, los rendimientos allí fueron “magros”, según los calificó el titular de la DGSA, quien espera que el rendimiento final supere esa cifra.
En lo que refiere a la calidad, sostuvo que si bien el tamaño del grano “es bastante menor”, aseguró que no se van a tener problemas en cuanto a la exportación.
Igualmente, exhortó a toda la cadena productiva a cumplir con el vigente protocolo chino –el cual establece un riguroso control fitosanitario– y recordó la relevancia de ese mercado para la oleaginosa uruguaya.
“Pedimos que traten de separar las partes que puedan tener malezas y hacer limpiezas. Es muy importante para mantener el mercado chino abierto, porque es el principal. Tener el control de las malezas porque se nos va la vida en este mercado”, aseguró.
Por otro lado, informó que los embarques de soja se han realizado con fluidez y ya son siete los buques que partieron a destinos como China Egipto y Turquía.
En lo que refiere a la cosecha de arroz, indicó que se ha levantado el 95% del área nacional y que este cultivo tiene una realidad y perspectiva diferente.
“Los rendimientos han sido muy buenos, de 8.500 kg/ha y con zonas más al norte que alcanzaron los 9.000 kg/ha. Además, la calidad viene siendo muy buena. Nuestros productores están entre los mejores del mundo y eso le hace muy bien al país y al cultivo”, aseguró.
En tanto, afirmó que la demanda viene siendo muy fuerte y ya se cuenta con un 30% de la zafra comercializada. A esta misma altura de 2019 se tenía colocado un 10% del arroz y eso remarca la gran demanda que hay por este producto.
La pandemia de covid-19 tiene algo que ver con la agilidad del mercado, dado que complica las exportaciones asiáticas y estimula la demanda.
Por otro lado destacó el precio pagado por el arroz, de US$ 320 por hectárea. "Es un hecho relevante porque ha superado al precio de la soja", expresó, a la vez que indicó que esa realidad propicia que haya más arroceros y crezca el área.
La Asociación de Cultivadores de Arroz (ACA) estimó un área sembrada de 132.000 ha, es decir 13.000 menos que las 145.000 ha de la zafra pasada y muy por debajo del máximo de 205.000 ha en 1998/99.
La cosecha de maíz finalizó, según Olivera, con rendimientos que fueron buenos, pero no excelentes como sucedió con la cosecha anterior. En el litoral del país, la zona núcleo del cultivo, los rendimientos fueron de 6.000 kg/ha a 8.500 kg/ha.
"La gente se quedó contenta, porque muchos negocios permitieron que el maíz haya sido rentable con rendimientos superiores; (este cultivo) vuelve a jugar un papel importante", concluyó.
El rendimiento récord del año pasado –con lluvias ideales–, promedió 7.600 kilos por hectárea para algo más de 100 mil hectáreas cosechadas, lo que permitió dos cosas: el regreso de las exportaciones por un lado y la decisión de aumentar el área para la siembra siguiente por otro. Fue por eso que en esta campaña se sembraron unas 130 mil hectáreas de maíz.
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