Enviado de Referí a Goiania, Brasil
El final del partido de este martes en Goiania fue un caos para los hinchas de Nacional que estaban ubicados en la tribuna principal, al costado de las cabinas de prensa. Todo comenzó minutos antes de que terminara el partido, cuando ya el resultado no tenía vuelta. Atlético Goianiense ganaba 3-0 y el equipo tricolor no tenía tiempo ni fútbol para revertirlo.
Los policías munidos de escopetas se formaron en un anillo más abajo, mirando hacían donde estaban los hinchas uruguayos. Desde ahí comenzaron a disparar hacia arriba y las bocas de fuego se veían claramente a través del caño de las escopetas. Las armas lanzaban balas de goma y gas pimienta, lo que generó varios minutos de corridas y revuelo, mientras en la cancha seguía el juego.
Al final del encuentro, por los altoparlantes pidieron que la gente de Nacional permaneciera en su lugar, mientras se retiraban los locales. El estadio Serra Dourada estaba prácticamente lleno, por lo que la salida se demoró varios minutos.
Incluso un miembro de la policía se acercó al periodista uruguayo Marcelo Sanzó, que estaba ubicado en una de las cabinas de prensa, para pedirle que transmitiera el mensaje en español, por si no les había quedado claro el portugués a los tricolores.
Minutos después, cuando ya habían pasado las entrevistas a nivel del campo y al Jugador del partido y las otras tribunas estaban prácticamente vacías, los uruguayos seguían en su lugar y molestos.
Desde arriba le gritaban: "José, hacé algo, no podemos irnos". El presidente discutió con el funcionario del equipo local, porque este decía que los que habían empezado a agredir fueron los hinchas de Nacional. "¿Y usted cómo sabe?", le replicaba Fuentes.
En lo alto empezó una pelea desigual entre los policías armados y la hinchada. Uno de los hinchas corrió y agredió a uno de los uniformados, quien repelió a balazos contra la multitud.
En un momento los dejaron salir, pero enseguida se escucharon detonaciones desde adentro y un grupo grande volvió corriendo despavorido hacia las gradas. Los habían emboscado. Después los formaron contra la baranda y los sacaron del estadio en fila.
El comentario en el hall del hotel un rato después del partido era la represión policial, más que la triste derrota que eliminó a Nacional de la Copa Sudamericana. En ese momento no había noticias de detenidos.
Dos hinchas heridos fueron llevados a un hospital después que la sanidad del club los atendiera primariamente. Uno tenía un golpe en la cabeza y otro la muñeca quebrada y caminaba con dificultad.
"Me dieron a matar", contó el que tenía la cabeza vendada, mientras el otro se lamentaba porque le pegaron con palos y patadas, además de robarle una bandera: "Nosotros nos íbamos, estábamos saliendo, y los milicos venían trotando y nos agarraron ahí, a pesar de que yo les hacía señas de que no pasaba nada", contó.
De acuerdo a otra versión, los policías ya tenían marcados a los de la barra de Nacional que los habían agredido y fue a ellos a los que les dieron más palos.
En la afueras del Castro's Park hotel, donde se hospedó la delegación tricolor, había una camioneta militar y adentro del hotel otros dos policías. "Los llamaron del hotel, porque había mucha gente en el hall y tres o cuatro empezaron a insultar a los jugadores", contó a Referí uno de los huéspedes.
Cerca de la medianoche pocos hablaban de fútbol. El tema era la agresión que sufrió una parte de las personas que llegaron hasta Goiania con la ilusión de que Nacional se clasificara a semifinales de la Sudamericana. Jamás imaginaron que el final iba a ser tan triste.
Inicio de sesión
¿Todavía no tenés cuenta? Registrate ahora.
Para continuar con tu compra,
es necesario loguearse.
o iniciá sesión con tu cuenta de:
Disfrutá El Observador. Accedé a noticias desde cualquier dispositivo y recibí titulares por e-mail según los intereses que elijas.
Crear Cuenta
¿Ya tenés una cuenta? Iniciá sesión.
Gracias por registrarte.
Nombre
Contenido exclusivo de
Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.
Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá