Con la 10 en el pecho y la celeste en el corazón, De Arrascaeta abriendo el camino con la celeste

Copa América > ENTREVISTA CON GIORGIAN

Una charla con De Arrascaeta: la vida de Giorgian en Río, ser crack en Flamengo y sus sueños con la selección en Brasil 2021

Hace siete años descubrió que el fútbol de Brasil está hecho a su medida, se consagró y ahora vuelve con la selección a buscar la Copa 16
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17 de junio de 2021 a las 05:00

Volver a Brasil para jugar la Copa América reúne un encanto especial para Giorgian de Arrascaeta, la figura de Flamengo. Brasil adoptó futbolísticamente a este jugador que este mes cumplió 27 años y le entregó los honores de crack, que se ganó un prestigio en la liga más poderosa de Sudamérica y la más cercana al nivel europeo.

En una charla con Referí que se originó previo a que se confirmara su caso positivo de covid-19 y el viaje a este torneo en el que Uruguay va por la Copa 16, el volante de Nuevo Berlín abundó en detalles de su vida en Brasil, los sueños que tiene con la selección y qué falta para que se gane un lugar como titular en la selección de Tabárez.

Su vida en Río

Después de haber descubierto el mundo Flamengo, ¿cómo lo presentaría a quienes no lo conocen?

Es un club que tiene una hinchada muy grande. Son 40.000.000 en todo el mundo. A cada lugar que vas de Brasil encontrás hinchas de Flamengo, y el cariño que me brindaron desde que llegue a Río fue increíble. El club tiene infraestructura de nivel europeo, y en estos últimos años creció mucho en organización, trajo grandes figuras y llegaron los logros. Me genera una gran satisfacción estar en Flamengo.

¿Qué es lo que más le impactó?

Parece un mundo aparte, como si fuera una selección. El hincha de Flamengo está más pendiente del club que de la selección de Brasil. Se identifica con el equipo por encima del país. Son muy pasionales.

Tanto que a los recién nacidos les pone su apellido como nombre.

No es muy común que ocurra en Uruguay, por eso para mi representa un reconocimiento especial porque refleja lo que como jugadores se puede transmitir a los hinchas. A medida que pasen los años nos irá cayendo la ficha de lo que ganamos con esta generación de Flamengo, con la que en los últimos tres años ganamos 9 de 13 campeonatos. Eso hace referencia al trabajo que estamos haciendo. Queremos marcar una era, una historia en el club y ser recordados por mucho tiempo.

¿Dónde se cimienta el secreto de esos éxitos?

El club se organizó muy bien. Contrató grandes jugadores y entrenadores. Y a medida que el club fue conquistando logros, el hincha se sientió más identificado, creció el padrón social, creció el club en general y aumentó el marketing. Es una rueda que empieza a girar y ayuda a que cada año podamos seguir mejorando.

Con Flamengo es súper campeón en Brasil

¿Los técnicos portugueses le dieron un valor agregado a ese proyecto de Flamengo?

Sin dudas. Jorge Jesús cambió la manera de jugar del equipo. Trajo formas europeas. En 2019, nuestro equipo era muy compacto, dejaba pocos espacios, siempre estaba con la pelota y hacía muchos goles. Ese fue el comienzo de todo lo que siguió. Conseguimos un 2019 casi perfecto, porque solo se nos escapó el Mundial de Clubes.

Cuando en 2015 le ofrecieron ir a jugar a Brasil, ¿imaginó estar en este nivel, como crack?

Es natural que siempre te ilusiones con brindar lo mejor en tu equipo y conseguir logros importantes con tus compañeros, pero no tanto.

Este es mi séptimo año en Brasil, soy uno de los extranjeros que más títulos tiene a nivel nacional. Espero seguir dejando mi marca en Brasil en 2020. Me siento muy feliz aquí.

¿El fútbol brasileño está hecho a su medida?

Mis características de juego se asimilan con este fútbol. Además, para mi adaptación haber llegado a Brasil cuando era joven fue un aspecto clave. De todas formas, el primer año me costó acomodarme, pero cuando me adapté y evolucioné físicamente se fue dando todo para estar en este nivel.

Desde que llegó a Brasil se acostumbró a jugar a otra velocidad

¿Cuáles fueron los grandes cambios que sintió al llegar a Brasil?

Físicamente no estaba preparado para el ritmo que se juega en Brasil, de dos partidos por semana. En todo ese proceso fue determinante tener buenos entrenadores, porque cada uno me dejó enseñanzas que me permitieron formarme y consolidarme como un jugador más completo en todos los aspectos del juego, desde la función táctica, fundamentalmente, y compartir con grandes jugadores.

¿Cambió la intensidad de los entrenamientos?

Cuando llegué a Brasil físicamente no estaba preparado para jugar, y hubo algo que fue muy importante en todo esto: la alimentación. En mis primeros tiempos no tenía un modelo de alimentación adecuada y con estudios que me realizaron fueron buscando lo que es mejor para mi organismo, especialmente en un país que por su organización viajamos mucho. Te hacen un seguimiento y miden qué falta, y te van regulando. Son detalles que en algún momento creés que no hacen la diferencia, pero cuando pasan los partidos te das cuenta el valor que tiene.

¿Su pasión por los caballos llegó a Río? ¿Tiene alguno en Brasil? 

No. En Maroñas y Nuevo Berlín. El que teníamos en Río lo llevamos a Maroñas, Keep Down, que en el último Ramírez salió tercero. Anda bastante bien. Lo compramos a través de unos amigos brasileños. Somos cuatro que nos juntábamos en los domingo libres a ver carreras y comer un asado, y un día decidimos tener un caballo.

¿Son compañeros de equipo?

No, amigos fuera del fútbol.

Giorgian con Laxalt en sus años de formación en Defensor Sporting

Cuando el uruguayo comienza su carrera en el fútbol su gran objetivo es llegar a Europa y pierde de vista el valor de la liga de Brasil, donde se transformó en crack. ¿Cómo es ser figura en Brasil?

El fútbol brasileño es uno de los más hermosos del mundo. Cuando somos jóvenes solemos mirar a Europa, donde están los grandes clubes, Inter, Barcelona, Real Madrid, Borussia, Bayern Munich. Sin embargo, el nivel que existe en Brasil no le envidia nada. Venir a Brasil y conquistar lo que conquisté al nivel en que logramos en Flamengo, es algo soñado.

¿En su cabeza está ir a jugar en Europa?

Es una espina que siempre me quedó. Lo hablo a veces con Daniel (Fonseca, su representante), pero hoy en día no siento esa necesidad como antes, cuando quería ir a probar en un equipo de Europa para saber si podía alcanzar el mismo nivel que en Brasil. En estos días, para ir a Europa tiene que ser un equipo al que pueda ir a jugar y pelear por logros importantes, como me ocurrió en Brasil. Porque Flamengo tiene en infraestructura lo mismo que los clubes europeos, por lo que me han contado compañeros que estuvieron allí. Además, el fútbol brasileño es muy fuerte porque no solo tenés dos o tres equipos grandes, hay muchos más, Flamengo, Sao Paulo, Inter, Gremio, Corinthians, Atlético Mineiro. Te enfrentás a muchos y muy buenos equipos, lo que hace muy difícil tener éxitos todos los años, a pesar de que nosotros lo conseguimos con los nueve títulos en 13 torneos disputados. Y también tiene un valor extra estar a dos horas y media de Uruguay, porque facilita mucho la cercanía con familiares y amigos.

La madurez y los sueños en la selección

¿A los 27 años llegó a su mejor expresión futbolística?

A medida que pasan los años, el jugador se perfecciona. Va a llegar un momento en que te vas a encontrar con tu límite, algo que aún no siento. Intento mejorar día a día para perfeccionar aquellos aspectos que debo ajustar, la definición, el aspecto físico. Siento que puedo seguir mejorando para ser un jugador más completo. El punto de partida es que los jugadores vivimos de momentos, y me siento bien. Estando bien físicamente y con confianza, se consiguen los objetivos.

¿Cuánto influyó en su etapa de crecimiento como futbolista inspirarse en Diego Forlán, Diego Lugano, Diego Pérez, jugadores que impulsaron la refundación de la selección hace 15 años?

En los últimos años los uruguayos nos identificamos plenamente con la selección por todo lo que ha logrado el Maestro con esa base de jugadores, por lo que lograron en la Copa América, en los Mundiales. Fueron una inspiración muy grande para nosotros que veníamos en ese proceso de transformación a la vida del futbolista profesional. Son jugadores que fuimos conociendo y descubrimos que llegaron con mucha humildad y el trabajo del día a día.

Giorgian y Camila, con quien comparte la vida desde 2014

¿Cuánto tiempo falta para que se gane un lugar como titular en la selección?

Cuando uno va a la selección da lo mejor y quiere alcanzar el mejor rendimiento. Eso pienso y busco. Ayudar a mis compañeros con el mismo nivel que tengo que Brasil, y si lo consigo con la selección sería muy gratificante.

Pero, ¿qué le falta para ganarse un lugar en la oncena?

Me puede faltar confianza en algún momento, pero tengo que partir de la base que en la selección tenés muchos jugadores en gran nivel y que las exigencias son mayores.

¿Es una cuenta pendiente?

Sin duda. Es una de las cosas que tengo en la mente, y me siento en el debe con esto que comentás.

De Arrascaeta con Viña y Tabárez en la selección

Para conseguir un lugar en el equipo, ¿es importante la posición que lo coloquen en la cancha?

No. No particularmente en ese aspecto. Es un conjunto de todo, de cómo juega el equipo, de que te sientas bien física y sicológicamente.

Sin invadir el terreno del entrenador, ¿cuál considera que es la mejor posición para usted en la selección? ¿Jugando en un 4-4-2 por izquierda como ante Egipto en el Mundial?  ¿Como extremo en el 4-3-3 como ante Chile en primera fecha de Eliminatorias? ¿De enganche clásico en 4-3-1-2 como ante Perú en el segundo tiempo de la Copa América 2019?

No sabría responderlo, porque depende cómo quiera jugar el entrenador. En la misma posición podés tener diferentes funciones. Lo más importantes es que cuando me toque estar en la selección pueda sentirme preparado para ocupar el mismo nivel que tengo en Brasil.

¿En qué lugar se siente más cómodo?

Cuanto más espacios tenga para jugar, mejor. Aunque muchas veces me tocó jugar en Brasil por izquierda y los espacios los consigo en el medio. Eso varía, pero sin dudas con espacios y cancha para jugar es cuando estoy más cómodo.

La Copa América marcará el final de algunos jugadores históricos de la selección, ¿eso genera una motivación y responsabilidad especial para alcanzar el título?

Tiene una motivación especial, pero no creo que sea una responsabilidad extra pensando en aquellos para los que puede llegar a ser su última Copa América, porque dejaron y conquistaron muchas cosas importantes para la selección. El grupo siempre se va a preparar cada partido como si se tratara de una final, como lo hizo siempre, y sabemos que estas competencias son muy difíciles, pero Uruguay tiene con qué pelear hasta el final.

¿Desde cuándo lo representa Fonseca y cómo es su vínculo con él?

Con Daniel estoy desde que llegué a Montevideo, a los 14 años. Javier Manzo me contactó por intermedio de compañeros de Defensor Sporting. Fueron los que me ayudaron en todo cuando llegué. Estoy muy agradecido por lo que hicieron por mí porque es muy difícil para un chiquilín que llegó del interior, que no sabía lo que era ese nuevo mundo, y encontrar ese apoyo. Conozco a Daniel. Somos amigos más allá del fútbol. Compartimos grandes momentos. Él tiene su forma de pensar, yo la mía, y cuando se habla de un tema de renovación (de contrato) o del fútbol, está la voz de él y la mía, y siempre me respetó. Es algo que valoro porque en mi carrera nunca tuve un problema con Daniel.

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