El Schmidt Ocean Institute publicó un comunicado este lunes donde cuenta los hallazgos de la expedición Uruguay200, la misión científica internacional liderada por investigadores uruguayos que se desarrolló en aguas profundas del Atlántico Sur y finalizó el 19 de setiembre. El trabajo, realizado a bordo del buque Falkor (too), documentó por primera vez campos de arrecifes formados por corales de aguas frías, observó comunidades biológicas inéditas y permitió la exploración del naufragio del ROU Uruguay.
Los arrecifes identificados están conformados por Desmophyllum pertusum, un coral de crecimiento lento que en la actualidad figura en la lista de especies vulnerables a la extinción.
Según detalla el comunicado, los científicos constataron que estos ecosistemas se encuentran en mejor estado y con mayor diversidad de lo esperado. Uno de los complejos más grandes, ubicado a 300 metros de profundidad, alcanza una superficie de 1,3 kilómetros cuadrados, lo que equivale a más de 180 canchas de fútbol, y presenta montículos de hasta 40 metros de altura.
El jefe científico de la expedición, Alvar Carranza, de la Universidad de la República, explicó que el hallazgo superó todas las expectativas del equipo. "La diversidad y complejidad de lo que encontramos superó todas nuestras expectativas", señaló en el comunicado.
Carranza recordó que estos arrecifes habían sido detectados por primera vez en 2010 a través de tecnologías de mapeo, pero nunca habían sido observados en detalle ni en directo.
Las exploraciones se llevaron a cabo con el uso del vehículo operado remotamente SuBastian, que permitió registrar imágenes y muestras en distintas profundidades. La ubicación geográfica de Uruguay, donde confluyen corrientes oceánicas frías y cálidas, favorece la presencia simultánea de especies templadas y subtropicales.
Entre los organismos documentados se encuentran tiburones, meros, bellowsfish y especies más singulares como el pulpo dumbo, peces trípode y calamares cristal.
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Peces rosa panza negra (Helicolenus dactylopterus ) entre corales blandos a 246 metros de profundidad frente a la costa de Uruguay. La inmersión con ROV se realizó en la cabecera del Cañón de Montevideo, en la ladera superior, inmerso en Aguas Intermedias Antárticas.
El comunicado confirma que se identificaron al menos 30 posibles nuevas especies, incluyendo esponjas, caracoles y crustáceos, así como centenares de registros de animales que hasta ahora no habían sido vistos en aguas uruguayas.
Estos hallazgos resultan relevantes no solo para la biología marina, sino también para la futura gestión de los recursos oceánicos del país, ya que evidencian la existencia de áreas que podrían ser clasificadas como ecosistemas marinos vulnerables.
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Naufragio del ROU Uruguay y comunidades únicas
Además de los arrecifes, la misión incluyó la primera exploración científica del naufragio del ROU Uruguay, un destructor clase cañonero que inicialmente operó durante la Segunda Guerra Mundial y que fue transferido a Uruguay en 1952. El buque sirvió durante varias décadas como patrullero y navío de instrucción hasta que en 1995 fue hundido como parte de un ejercicio naval. Hoy, la estructura sumergida se ha convertido en un hábitat marino que funciona como arrecife artificial.
Los científicos dedicaron una jornada completa a estudiar el naufragio, evaluando cómo ha cambiado con el paso del tiempo y analizando la presencia de posibles contaminantes en la zona. La investigación también permitió constatar que la estructura alberga comunidades biológicas complejas y activas, con corales y otras especies que colonizaron el casco del barco. Este tipo de observaciones permite conocer no solo el estado del ecosistema, sino también cómo interactúan los procesos naturales con estructuras creadas por el ser humano.
Durante las inmersiones, el equipo observó la coexistencia de corales y gusanos de filtración de metano (Lamellibrachia victori), organismos que sobreviven gracias a fuentes de energía distintas: mientras los corales dependen de nutrientes presentes en la columna de agua, los gusanos aprovechan la energía química liberada desde el fondo marino
Otro de los registros destacados fue la presencia de un caracol ovúlido alimentándose de corales blandos en aguas frías, un fenómeno inusual en la región.
Carranza comparó este hallazgo con "encontrar una jirafa en la Antártida", en referencia a la rareza del evento. La expedición también documentó que el ecosistema marino incluye especies típicas de aguas tropicales en un entorno frío, lo que demuestra la particularidad de las corrientes que convergen frente a Uruguay.
El comunicado subraya que esta información será utilizada para identificar y proteger ecosistemas marinos vulnerables en aguas uruguayas, de los cuales hasta ahora solo se había confirmado uno. Los resultados servirán como insumo para la gestión de los recursos oceánicos, fortaleciendo las políticas de conservación del país.