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Liverpool abrió en 1975 el camino para el cambio

El conjunto negriazul estuvo coqueteando con el título, y fue el que demostró que se podía con los grandes; Defensor consiguió quebrar la racha un año después

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11 de junio de 2020 a las 05:02

Era un sábado con cielo plomizo. Igual todos se preparaban para ver a los equipos que por entonces mandaban en la tabla de posiciones cuando se terminaba la primera rueda. Ese 10 de mayo de 1975, 60 mil personas prácticamente colmaron el Estadio Centenario, sin importar la tarde amenazante. Había que ver un partido que prometía entre Peñarol y la gran revelación del año, Liverpool, comandado por Carlos Silva Cabrera, que llegaba en la cima.

Lo de los de La Cuchilla no era tan sorpresivo porque el año anterior quedaron en la segunda ubicación junto a Nacional, pero ahora venían arrasando. Antes del partido, por los altoparlantes, la voz inconfundible de Luis Víctor Semino anunciaba que el día anterior había fallecido Carlos Solé y se hizo el minuto de silencio más respetuoso en años. A más de un veterano que no se había enterado se le piantó un lagrimón. El partido fue una excusa al fútbol y terminó 0-0.

Ese año a los negros de La Cuchilla se le habían ido figuras trascendentes como Nelson Agresta, Pedro Álvarez, Darwin Dalmás, Víctor Púa y Agapito Rivero. Pero, asimismo, llegaron jugadores de estirpe ganadora como el salteño Rodolfo Abalde, Héctor Santos y Gerardo Pelusso, entre otros. El Campeonato Uruguayo no pudo tener un inicio más auspicioso.

No fue solamente el triunfo por 3-1 sobre Racing, sino las seis victorias consecutivas cosechadas por el equipo que se consolidaba a medida que se sumaban fechas, incluyendo un 2-0 sobre Nacional con goles de Milar y Calcaterra. Aquel equipo mezclaba el fútbol de una media cancha notable comandada por Saúl Rivero, quien a fin de año fue elegido el mejor jugador de la temporada por el Círculo de Periodistas Deportivos y también ganó el Balón de Oro que entregaba el diario El Día.

A él se le sumaba Abalde y un notable jugador quien ya había demostrado ser el mejor uruguayo en el Mundial de Alemania 74: Denis Milar. A eso se sumaban los goles de Carlos Calcaterra, la fuerza de Juan Amatraín y un puntero habilidoso como Luis Pereira.

De atrás hacia adelante, en el arco estaba Héctor Santos –jugador de selección también en el citado Mundial–, la firmeza de Edison González y de Gerardo Pelusso.

Ese notable equipo no solo terminó invicto y líder en la primera rueda, sino que sumó 14 partidos seguidos sin saber lo que era la derrota. Algunos dicen que mucho tuvo que ver el hecho de que la AUF nombrara a Carlos Silva Cabrera como técnico de la selección nacional, al mismo tiempo que dirigía a los negriazules.

Porque en pocos días de que ello aconteciera, se perdió con Danubio el invicto por la cuarta fecha de la segunda rueda y después no se ganó más. Un año después en una nota a Rodolfo Abalde, éste decía: “No sé qué pasó. Desde el día que perdimos con Danubio nos vinimos a pique. No salía nada. Elaborábamos el partido, lo planificábamos punto por punto y lo perdíamos”.

Silva Cabrera –quien solo dirigió cinco encuentros al frente de la celeste– de ese equipo, citó a la selección a Santos, Edison González, Pelusso, Saúl Rivero, José Maldonado, Denis Milar y Luis Pereira. Nunca Liverpool tuvo a tantos jugadores en el combinado nacional.

En el último, (1-3 contra Peñarol) Fernando Morena le convirtió un gol a Santos y le batió el récord a José Pedro Young al llegar a 34 goles. Si habría sido notable lo de Liverpool que pese a haber “regalado” prácticamente toda la segunda rueda, terminó tercero y como mejor de los chicos.

Eso llevó a que ganaran la Copa Montevideana en su primera edición, la cual era conferida al equipo que terminara en la tabla detrás de los grandes. Carlos Calcaterra fue el máximo anotador negriazul de ese Uruguayo con 10 tantos. Lo de Milar fue tan espectacular que lo compró Granada de España en donde estaban Ladislao Mazurkiewicz y Julio Montero Castillo.

Pese a que 1974 fue un año histórico para Liverpool, 1975 lo superó. Porque fue primero hasta la cuarta fecha de la segunda rueda del Uruguayo con 14 partidos jugados, 11 ganados, tres empatados y ninguno perdido, 28 tantos a favor y solamente cinco en contra. Por si faltaba algo, luego se jugó la primera Liga Mayor de la cual fue campeón Nacional y Liverpool terminó segundo a solo dos unidades.

Pero eso no fue todo: en ese año, en el orden institucional, Liverpool terminó de construir su sede luego de tres años de trabajos para la llamada “Operación Coraje”. El 19 de diciembre de 1975, los presididos por Rodolfo Larrea se dieron ese lujo luego de haber tirado abajo la anterior edificación. La Memoria del club de esa temporada dice: “Por su magnitud, el acontecimiento de mayor significación en el historial de la institución se concretó el 19 de diciembre de 1975 al inaugurarse la primera etapa del Complejo Edilicio SocioCultural, Deportivo, Sanitario y Comercial de Liverpool Fútbol Club”.

Este artículo formó parte de la serie "Campañas" que semanalmente, entre el 27 de marzo de 2006 y 1° de marzo 2010, publicó El Observador en su edición impresa y que en estos tiempos de encierro permitirán recordar las mejores actuaciones de equipos e individuales en todos los deportes en Uruguay