Uruguay 1977: un equipo súper talentoso

En el estadio Brígido Iriarte de Caracas, donde la selección mayor de Uruguay había empatado 0-0 frente a Venezuela unos meses, antes hipotecando su chance de ir al Mundial de Argentina 1978, la selección juvenil se alzó con la copa del Sudamericano de 1977, el primero que clasificó a los equipos de este continente para el Mundial de la categoría, que se disputó en Túnez.

Aquel combinado celeste fue una verdadera selección nacional. Un año antes se realizó por primera vez en Uruguay un campeonato nacional de fútbol juvenil, organizado por la Asociación uruguaya de Fútbol (AUF) y la Organización del Fútbol del Interior (OFI), más el aporte económico de Montevideo Refrescos, con el objetivo de seleccionar a los mejores futbolistas para formar la selección que competiría en Venezuela.

Artigas, Florida, Paso de Los Toros y Defensor llegaron a las finales del torneo que finalmente ganó Artigas, cuyo poderío se vería reflejado años después en Peñarol: jugaban en aquel equipo Venancio Ramos, Ruben Paz y Mario Saralegui.

Pero en aquel torneo también surgieron figuras como Amaro Carlos Nadal (Río Negro) y Hugo De León (Rivera), quienes fueron contratados por los clubes montevideanos antes de que viajaran a Venezuela.

La AUF nombró a la dupla técnica de Danubio para dirigir a los juveniles. Así, Raúl Bentancor y el preparador físico Esteban Gesto tomaron las riendas y eligieron a 33 futbolistas.

Entrenaron en el Parque Central y los jugadores del interior se alojaron en las instalaciones del Yacht Club. El equipo realizó una preparación excelente, consiguiendo resultados favorables frente a equipos de Montevideo y del interior, incluso venciendo a Tigre de Argentina.

Juan Carlos Paz, uno de los mejores jugadores de aquella camada, que entonces defendía a Wanderers, fue eliminado del plantel por faltar a los entrenamientos.

Luego de elegidos los 18 futbolistas, el grupo viajó a Valencia, donde estaba la sede del grupo II, integrado por Uruguay, Paraguay, Perú, Argentina y Venezuela.

El grupo I, que disputó sus partidos en Mérida, se conformó con Brasil, Chile, Colombia y Bolivia. Este torneo tuvo la particularidad que por primera vez se jugaban dos tiempos de 40 minutos cada uno.

El primer partido de los celestes fue ante Argentina, en cuya alineación brillaba un pibe de 16 años que ya jugaba en la Primera de Argentinos Juniors: su nombre, Diego Armando Maradona.

Uruguay abrió la cuenta por intermedio de Alberto Bica, puntero que pertenecía a Nacional, pero que aquel año jugaba a préstamo en Cerro. El golero argentino fue la figura, pero el encuentro finalizó empatado, con un sabor agridulce para los celestes, ya que se lesionó Víctor Duque.

Agrio por la lesión de uno de los puntales del mediocampo y dulce porque lo sustituyó Mario Saralegui, quien luego se transformó en figura del equipo.

Después Uruguay pasó por arriba a Venezuela y le ganó 3-0 con goles de Nadal, Diogo y Krasouski. Contra Paraguay fue empate sin goles, pero con golpes a diestra y siniestra. El último juego de la serie fue contra Perú y los celestes ganaron 2-1, con goles de Nadal y Eliseo Rivero. Descontó Uribe para los peruanos.

La serie final se jugó en el estadio Brígido Iriarte. Uruguay empató 0-0 con Brasil, le ganó 1-0 a Paraguay con gol de Nadal y en el último encuentro, los celestes tenían que vencer por tres goles a Chile, si no el campeón sería Brasil por diferencia de goles. El resultado fue 4-0, con goles de Nadal, Krasouski y dos de Venancio Ramos.

Así, Uruguay ganó por quinta vez consecutiva un Campeonato Sudamericano juvenil (ya lo había hecho en Venezuela 1954, Chile 1958, Colombia 1964 y Perú 1975) y clasificó para Túnez.

DESTAQUES

Bicampeón. El volante de Danubio, Víctor Duque, se coronó aquel año como el primer jugador bicampeón sudamericano en torneos juveniles, ya que también había jugado en Perú 1975. Eliseo Rivero, que también integró el plantel de 1975, no jugó ningún partido.

El menú del Morrongo. Uno de los puntos altos de la selección uruguaya en el Sudamericano juvenil de Venezuela fue su cocinero, Romeo “Morrongo” Olivera, abuelo de Nicolás y ex futbolista de Defensor. Debido a los malos antecedentes que había con las comidas en Venezuela, la AUF decidió llevar al cocinero y fue un acierto. Las delegaciones del grupo II se instalaron en el Colegio Nuestra Señora de la Luz y como las monjas no estaban capacitadas para hacer tanta comida, todos comieron mal, salvo los uruguayos.

* Este artículo formó parte de la serie "Campañas" que semanalmente, entre el 27 de marzo de 2006 y 1° de marzo 2010, publicó El Observador en su edición impresa y que en estos tiempos de encierro permitirán recordar las mejores actuaciones de equipos e individuales en todos los deportes en Uruguay